jueves, 25 de octubre de 2007

Qué candidatos...!

Estamos en vísperas de elecciones en Argentina. Se nos ofrece a los votantes una galería de personajes impresentables que proponen no se sabe qué cosas, ya que no hay ideas, no hay debates, no hay nada... Sólo afiches y frases hechas. Y los “rehenes” elegiremos al que menos nos desagrade. Ah... la hermosa realidad... Mejor evadirse un rato y zambullirse en el mágico mundo del cine. Les propongo, entonces, rememorar algunos bellos filmes que tienen como protagonistas a candidatos en campaña...

Bulworth (1998): Warren Beatty protagonizó, escribió, dirigió y produjo esta comedia negra sobre un senador yanqui que entra en crisis existencial y, en medio de la campaña por su reelección, decide hablar francamente sobre todos los temas. Y hasta rapea en las entrevistas. Una muy buena sátira de un tipo que demostró, a lo largo de su carrera, ser un mucho mejor realizador que actor.

Colores Primarios (Primary Colors, 1998): John Travolta hace de un candidato muuuy parecido a Bill Clinton y Emma Thompson de una mina muuuy parecida a Hillary en este drama de Mike Nichols. La trama gira en torno a su campaña presidencial, y a las miserias a las que recurren todos los candidatos. Vale la pena, aunque sólo sea por las actuaciones.

Bob Roberts (1992): Tim Robbins escribió, dirigió y protagonizó este falso documental sobre un ultraderechista en campaña para senador. Se desnudan aquí las sutiles formas con las que se manipula la información y a los votantes. Una película muy bien hecha, pero es de esas que te dejan con un sabor amargo, a no ser que seas fanático de Radio 10. Dale gassssss!!!

El Candidato (The Candidate, 1972): producida y protagonizada por Robert Redford. Un claro ejemplo del cine norteamericano de los 70s, una época brillante caracterizada por la seriedad y calidad de las propuestas. Se trata de una crítica ácida al sistema electoral en la cual Redford es el personaje del título, un improbable candidato a senador que pasa de simpático contrincante a insospechado ganador. De Michael Ritchie.

miércoles, 24 de octubre de 2007

El viejo y querido Burt

Cuando sos chico, hay filmes de los cuales te hacés medio fanático. Películas que mirabas una y otra vez y que hoy, siendo grande, recordás con cariño. En mi caso, entre esas películas, hay varias de este señor que tan sonriente adorna este post: Burt Reynolds. No sé por qué, si estaban de moda o eran baratas de pasar en la tele, pero cuando yo era pendejo (principios y mediados de los 80s) las películas de Burt eran lo más. Sí, lo admito, eran comedias pedorras, casi sin argumento y que, seguramente, hoy no resistirían una visión muy positiva. Pero a mí me encantaban.
Las joyas principales que vale la pena nombrar son:

-Smokey and the Bandit (1977): Creo que acá se conoció como Dos Pícaros Sinvergüenzas. Burt hacía de Bandido, un chanta que se dedicaba más que nada a contrabandear mercancías a lo largo de USA en su auto deportivo. Mientras tanto, lo perseguía un sheriff interpretado por Jackie Gleason. Ah, actuaba Sally Field (pareja de Reynolds en aquellos años). Tuvo un par de secuelas, muy malas.

-Hooper (1978): Otro "clásico" film en el que Burt hacía el papel de un envejecido doble de riesgo. También actuaba Jean Michael Vincent, años antes de Airwolf y de caer en la absoluta decadencia. Y Adam West (!!), haciendo del actor del cual Burt era el doble. Ah, y también la Field.

-The Cannonball Run (1981): una carrera ilegal de autos a través de Estados Unidos. ¿Hay que explicar más? Elenco de lujo (además de Burt): Dean Martin, Sammy Davis Jr., Roger Moore, Farrah Fawcett, Jackie Chan y Peter Fonda. Qué espectaculo...!

Todas estas películas fueron dirigidas por un tipo llamado Hal Needham, que era un ex doble de riesgo y especialista en autos. Y no eran más que una excusa para armar persecuciones exageradas y para que Reynolds se la pase haciendo caritas a cámara. Qué más podíamos pedir, ¿no?
Hace rato que no veo a ninguna de estas pelis. De hecho, si las dieran, creo que no las miraría. El temor a perderles el cariño que les guardo al descubrir lo malas que eran me lo impediría. Mejor quedarse con ese buen recuerdo...