sábado, 5 de abril de 2008

Películas favoritas: Milagros inesperados

Se me ocurrió, cada tanto, postear comentarios sobre mis películas favoritas. Aclaro que no tienen por qué ser grandes clásicos, sino aquellos filmes que, por distintas razones, me encanta mirar una y otra vez. Hoy arranco con Milagros Inesperados (The green Mile, 1999), película basada en una novela serial de Stephen King, dirigida y guionada por Frank Darabont y protagonizada por Tom Hanks.
El film se desarrolla casi íntegramente dentro de una cárcel, más específicamente en el pabellón destinado a los condenados a muerte. Un día trasladan allí a John Coffey, un prisionero negro condenado por asesinar a dos nenas blancas (la historia tiene lugar en los EEUU de la década del 30). Y a pesar de lo que su condena haría suponer, el tipo (una bola de músculos de dos metros de altura) parece ser la persona más tierna e inocente sobre la Tierra. Los guardias, con el paso de los días, irán descubriendo que el morocho posee ciertos poderes fantásticos que rozan lo milagroso. Y se preguntarán cómo alguien de esas características pudo cometer semejante crimen.
Hay dos motivos principales por los cuales me gusta este film: las actuaciones y su narración. Alguna vez dije que algo que tiene que tener una película para engancharme son los personajes y cómo están interpretados. En este caso, la peli se toma su tiempo (dura más de tres horas) para desarrollar a cada uno de los personajes, incluyendo a los secundarios. Esto logra que nos termine interesando realmente lo que les va ocurriendo. Tanto a los guardias como a los prisioneros. Las actuaciones, además, son todas destacables. Una cosa que lograron muy bien, mérito de los actores y del director, es esa sensación de camaradería que transmiten los guardias entre sí. Y de compasión y respeto hacia los condenados. Realmente uno se cree que son personas que se conocen desde hace tiempo y que se estiman.

Hanks, como Paul, el jefe del pabellón, otorga el tipo de actuación relajada y entrañable que logra fácilmente conectar con el público. David Morse y el resto de los actores que interpretan a los guardias lo acompañan excelentemente. Y Michael Clarke Duncan logra una actuación consagratoria como Coffey, ese gigante milagroso con alma de chico. Cabe destacar, también, la presencia de Sam Rockwell como Wild Bill, un colorido y bastante desagradable prisionero que llega en algún momento a la cárcel y revoluciona un poco el ambiente. Es uno de esos papeles pequeños que se roban toda la atención cada vez que aparecen. Integran también el excelente elenco James Cromwell, Michael Jeter, Barry Pepper, Graham Green, Patricia Clarkson, Harry Dean Stanton y Bonnie Hunt.
El film posee una brillante narración clásica que va navegando entre el drama y la fantasía de manera imperceptible. Y ese tiempo que se toma Darabont en desarrollar a los personajes y a la historia le da una espesura dramática que lo hace perdurable en el tiempo. Como en toda historia de King, quien es generalmente acusado de simplista, hay personajes muy siniestros y otros muy buenos. Y todos van recibiendo una suerte de justicia poética. Pero si uno toma a la historia como un cuento y no como un retrato sobre la vida real, no se detendrá en estos detalles. Y podrá disfrutar de un relato repleto de personajes queribles y admirablemente contado. La película tuvo cuatro nominaciones al Oscar, entre ellas mejor película y mejor actor secundario (Duncan).
Un dato particular: la anterior película de Frank Darabont había sido otro gran drama carcelario basado en un libro de King, The Shawshank redemption (1994), con Morgan Freeman y Tim Robbins. Y este año estrenará otro film basado en un libro de King, The Mist, aunque este es de terror, y no de cárceles. Se nota que el tipo es fan del escritor.

lunes, 31 de marzo de 2008

La conspiración

Es evidente que la Guerra de Irak se está convirtiendo en el Vietnam de nuestros tiempos. Las profundas heridas y nefastas consecuencias que está generando en el pueblo norteamericano (así como en todo el mundo) están comenzando a tener la misma magnitud (o más) que las causadas por aquel otro conflicto. Y el cine yanqui, al igual que con Vietnam, está retratando cada vez con mayor frecuencia (tanto de manera ficcional como documental) el grado de locura de esta situación.
In the Valley of Elah intenta demostrar, justamente, hasta qué punto la guerra corrompe la naturaleza humana. Un militar retirado (Tommy Lee Jones) se entera que su hijo, un soldado que estaba luchando en Irak, regresó sorpresivamente a USA sin avisarle. Pero de la base militar le avisan que el muchacho está desaparecido, y que nadie sabe nada de él desde hace un par de días. Entonces Jones decide viajar hasta allí para averiguar el paradero del joven. Y ante el muro de encubrimientos con el que choca por parte del ejército, recurre a una detective de la policía local (Charlize Theron) para que lo ayude en su búsqueda.
Esta es la segunda película dirigida y co-escrita por Paul Haggis, quien antes nos entregó la horrible (y oscarizada) Crash. Haggis ha hecho carrera como guionista, y entre sus trabajos se encuentran los dramas Million Dollar Baby y Flags of our fathers, ambos de Clint Eastwood. Su filmografía nos demuestra, entonces, que no es un artista de sutilezas. Sus guiones suelen estar repletos de estereotipos, golpes bajos, lugares comunes y situaciones maniqueístas. Pero si bien en esta oportunidad la cinta no está totalmente exenta de estos elementos, hay que admitir que se trata de un trabajo mucho más moderado que los anteriores. El tema invita a que haya un par de (casi inevitables) momentos lacrimógenos, pero la mayor parte del relato está manejado con bastante mesura. Sin dudas, mucho de esto se debe a la actuación de Tommy Lee Jones, quien realiza una labor muy medida, en línea con la de No country for old men. Jones es un actor de fuerte presencia pero de recursos minimalistas. Con tan sólo una pose corporal o una mirada (¡qué placer ver a un actor de edad sin temor a mostrar sus arrugas!) es capaz de transmitir todo el dolor, la desesperanza y la furia contenida que su personaje requiere. Y la película se empapa con su personalidad. Theron, por su parte, también hace un buen papel, a pesar de que se nota que debe esmerarse en "afearse" para ganar credibilidad en este tipo de roles.

Hay que advertir que el film es muy norteamericano. Si bien el horror de la guerra es algo que nos toca a todos, su temática sin dudas tendrá mayor efecto en una audiencia yanqui. Además, se escuchan un par de frases nacionalistas/reaccionarias que pueden causar escozor (tener en cuenta que el personaje de Jones es un tradicionalista y estricto militar, quien creyó toda su vida el verso de que USA es el paladín de la democracia en el mundo). Sin embargo, a medida que el film avanza, su personaje, y la audiencia, van descubriendo el grado de podredumbre que rodea a este conflicto bélico y cómo termina deshumanizando a quienes son parte de él. De hecho, no es hasta la conclusión de la historia en que el film muestra realmente cuál es su punto de vista, que en gran parte del relato no me quedaba tan claro. De todas formas, la resolución no me resultó del todo creíble (más allá de que la historia esté basada en hechos reales). Sentí como que la peli exageró un poco para probar su punto. Pero no me gusta contar mucho de las historias, así que hasta ahí llego.
Para resumir, se trata de una película correcta a la cual Haggis le pierde un poco el rumbo, en especial en esos tramos finales donde pareció costarle encontrar un cierre más ajustado a la historia, y en los cuales retoma esos lugares comunes y simbologías obvias que tanto le gustan. Igualmente, comparado con Crash, este es sin dudas un paso adelante. Se puede ver, sin grandes expectativas.
La conspiración se estrena en Argentina el jueves 03 de abril.







Nota de la redacción: ¡¡Un millón de gracias al amigo Migoz por el diseño de los Damiancitos!!