
Se me ocurrió, cada tanto, postear comentarios sobre mis películas favoritas. Aclaro que no tienen por qué ser grandes clásicos, sino aquellos filmes que, por distintas razones, me encanta mirar una y otra vez. Hoy arranco con Milagros Inesperados (The green Mile, 1999), película basada en una novela serial de Stephen King, dirigida y guionada por Frank Darabont y protagonizada por Tom Hanks.
El film se desarrolla casi íntegramente dentro de una cárcel, más específicamente en el pabellón destinado a los condenados a muerte. Un día trasladan allí a John Coffey, un prisionero negro condenado por asesinar a dos nenas blancas (la historia tiene lugar en los EEUU de la década del 30). Y a pesar de lo que su condena haría suponer, el tipo (una bola de músculos de dos metros de altura) parece ser la persona más tierna e inocente sobre la Tierra. Los guardias, con el paso de los días, irán descubriendo que el morocho posee ciertos poderes fantásticos que rozan lo milagroso. Y se preguntarán cómo alguien de esas características pudo cometer semejante crimen.
Hay dos motivos principales por los cuales me gusta este film: las actuaciones y su narración. Alguna vez dije que algo que tiene que tener una película para engancharme son los personajes y cómo están interpretados. En este caso, la peli se toma su tiempo (dura más de tres horas) para desarrollar a cada uno de los personajes, incluyendo a los secundarios. Esto logra que nos termine interesando realmente lo que les va ocurriendo. Tanto a los guardias como a los prisioneros. Las actuaciones, además, son todas destacables. Una cosa que lograron muy bien, mérito de los actores y del director, es esa sensación de camaradería que transmiten los guardias entre sí. Y de compasión y respeto hacia los condenados. Realmente uno se cree que son personas que se conocen desde hace tiempo y que se estiman.
El film se desarrolla casi íntegramente dentro de una cárcel, más específicamente en el pabellón destinado a los condenados a muerte. Un día trasladan allí a John Coffey, un prisionero negro condenado por asesinar a dos nenas blancas (la historia tiene lugar en los EEUU de la década del 30). Y a pesar de lo que su condena haría suponer, el tipo (una bola de músculos de dos metros de altura) parece ser la persona más tierna e inocente sobre la Tierra. Los guardias, con el paso de los días, irán descubriendo que el morocho posee ciertos poderes fantásticos que rozan lo milagroso. Y se preguntarán cómo alguien de esas características pudo cometer semejante crimen.
Hay dos motivos principales por los cuales me gusta este film: las actuaciones y su narración. Alguna vez dije que algo que tiene que tener una película para engancharme son los personajes y cómo están interpretados. En este caso, la peli se toma su tiempo (dura más de tres horas) para desarrollar a cada uno de los personajes, incluyendo a los secundarios. Esto logra que nos termine interesando realmente lo que les va ocurriendo. Tanto a los guardias como a los prisioneros. Las actuaciones, además, son todas destacables. Una cosa que lograron muy bien, mérito de los actores y del director, es esa sensación de camaradería que transmiten los guardias entre sí. Y de compasión y respeto hacia los condenados. Realmente uno se cree que son personas que se conocen desde hace tiempo y que se estiman.

Hanks, como Paul, el jefe del pabellón, otorga el tipo de actuación relajada y entrañable que logra fácilmente conectar con el público. David Morse y el resto de los actores que interpretan a los guardias lo acompañan excelentemente. Y Michael Clarke Duncan logra una actuación consagratoria como Coffey, ese gigante milagroso con alma de chico. Cabe destacar, también, la presencia de Sam Rockwell como Wild Bill, un colorido y bastante desagradable prisionero que llega en algún momento a la cárcel y revoluciona un poco el ambiente. Es uno de esos papeles pequeños que se roban toda la atención cada vez que aparecen. Integran también el excelente elenco James Cromwell, Michael Jeter, Barry Pepper, Graham Green, Patricia Clarkson, Harry Dean Stanton y Bonnie Hunt.
El film posee una brillante narración clásica que va navegando entre el drama y la fantasía de manera imperceptible. Y ese tiempo que se toma Darabont en desarrollar a los personajes y a la historia le da una espesura dramática que lo hace perdurable en el tiempo. Como en toda historia de King, quien es generalmente acusado de simplista, hay personajes muy siniestros y otros muy buenos. Y todos van recibiendo una suerte de justicia poética. Pero si uno toma a la historia como un cuento y no como un retrato sobre la vida real, no se detendrá en estos detalles. Y podrá disfrutar de un relato repleto de personajes queribles y admirablemente contado. La película tuvo cuatro nominaciones al Oscar, entre ellas mejor película y mejor actor secundario (Duncan).
Un dato particular: la anterior película de Frank Darabont había sido otro gran drama carcelario basado en un libro de King, The Shawshank redemption (1994), con Morgan Freeman y Tim Robbins. Y este año estrenará otro film basado en un libro de King, The Mist, aunque este es de terror, y no de cárceles. Se nota que el tipo es fan del escritor.