sábado, 21 de febrero de 2009

El luchador


Título original: The Wrestler (USA, 2008) / Dirección: Darren Aronofsky / Elenco: Mickey Rourke, Marisa Tomei, Evan Rachel Wood / Duración: 115 minutos


El Luchador es una película chiquita como una uña, pero hecha con gran realismo y honestidad. Y que tiene en su corazón una actuación enorme que la convierte en una de las experiencias más intensas que el cine haya dado en los últimos años.
Randy “The Ram” Robinson es un luchador de lucha libre que supo tener sus días de gloria. Pero ahora, 20 años después, poco queda de aquella época dorada. Con un trabajo de medio pelo en un supermercado, logra a duras penas pagar la renta del remolque en el que vive. Mientras, continúa su actividad como luchador, sólo que esta vez las actuaciones son en lugares decadentes y por muy poco dinero. Su solitaria existencia sólo se ve matizada por su relación con una bailarina de un cabaret (Marisa Tomei) y por el respeto y reconocimiento que sigue teniendo de sus colegas y de sus pocos, pero fieles, seguidores. Llegando a un punto límite en su vida, Randy tratará de remontar el partido, sabiendo que ésta sea tal vez la última oportunidad de lograrlo.

Lo primero que hay que aclarar sobre The Wrestler es que es una película “de personaje”. O sea, que gira totalmente en torno a la figura de su personaje central. Por ello, si no logramos una identificación instantánea con él, poco nos va a importar lo que ocurra (que, de hecho, no es mucho). La trama no es demasiado original ni posee observaciones o revelaciones trascendentes sobre el género humano. Es simplemente la historia de un tipo caído en desgracia, y de cómo se las arregla para sobrevivir.
Pero lo que hace que esta película tenga verdadera resonancia es la actuación de Mickey Rourke. Se habló mucho de la cercanía que personaje y actor tenían, y cómo las vidas de ambos parecen confundirse. Y más allá de este dato, que sin dudas logra elevar la actuación aun a niveles más dramáticos, hay que decir que Rourke consigue un retrato conmovedor. Él también sabía que ésta era tal vez su última oportunidad, y vaya si la aprovechó. Su Ram es una de las creaciones más profundas y sinceras de los últimos tiempos. Es un trabajo despojado, sencillo e intenso, que le da a la película no sólo el tono exacto, sino una razón de ser. Sin la presencia de Rourke, este film no tendría sentido. El actor puso realmente cuerpo (tuvo que hinchar sus músculos y realizar las escenas de lucha) y alma al servicio de este papel.

Para Darren Aronofsky (Pi, Requiem para un sueño) también marca un cambio, dejando de lado la artificialidad y melodramatismo para adentrarse en un terreno más intimista, cercano al mejor cine norteamericano de los ’70. Su cámara no se aleja jamás del protagonista, quien en muchas tomas es seguido de atrás, como si sus hombros cargaran todo el relato (y, en verdad, lo hacen). La historia, como dije, es algo trillada, pero alcanza algunos momentos esclarecedores, especialmente cuando muestra el backstage del mundo de la lucha libre. La escena de la firma de autógrafos, principalmente, es de un doloroso patetismo.
Como Cassidy, Marisa Tomei vuelve a entregar un trabajo convincente. Y vuelve a aparecer muy desnuda, algo que no molesta para nada (al menos a este servidor). Y como la hija a la cual Ram intenta recuperar está Evan Rachel Wood, quien hace lo que puede con un papel algo plano. Pero es imposible desviar la atención de Mickey Rourke. El regreso de su (deformado) rostro a los primeros planos es para festejar. Cerca del final de la película, Ram dice que lo único que sabe hacer en la vida es luchar. Rourke ha demostrado que lo único que él sabe hacer es actuar. Los que amamos el buen cine, agradecemos que se haya dado cuenta a tiempo. Ojalá que quienes votan los Oscar también lo hayan notado.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Más fuerte que yo

No puedo evitarlo. Este tipo me puede. Anoche, haciendo zapping, una vez más me quedé mirando Patinando a la gloria, comedia con Will Ferrell. Y me reía como un boludo de antemano, habiendo visto ya la película un par de veces. Es más fuerte que yo...
No soy muy fanático de los cómicos en general. Si bien me encanta el humor, admito que soy un tipo al cual no es muy fácil hacer reir. Pero de los cómicos actuales, Ferrell se destaca. Nada de Sandler, Carrey ó Stiller (a quien admiro más como director que como actor). Ferrell es quien lleva su comedia un paso más allá que el resto. Sus personajes siempre parecen existir en una realidad propia. Sus comedias se basan en un humor tonto en la superficie, pero lleno de observación e ironía. Es humor tonto hecho por alguien inteligente. Hay, debajo de su aparente estupidez, una elaboración y un conocimiento profundo del mundo al cual parodia. Es la ironía, llevada hacia una exagerada idiotez. Además, por algún retorcido motivo, al tipo le encanta aparecer en paños menores, mostrando su poco agraciado físico. Seré un salame, pero eso me sigue causando gracia...

He aquí un top five de comedias o personajes del bueno de Will.

Old School (2003): tres amigos (Ferrell, Vince Vaughn y Luke Wilson) se mudan al campus de una universidad y arman una fraternidad, en un intento por recuperar su espíritu juvenil. Will hace de Frank "el tanque", el más sacado, obviamente, de los tres. Mejor momento: Frank corriendo en bolas, borracho, por la calle.


Zoolander (2001): en este clásico de Ben Stiller, Ferrell hace de Mugatu, el diseñador de modas que planea asesinar al Primer Ministro de Malasia. Su exagerado personaje se roba cada escena en la que participa. Mejor momento: cuando pierde los estribos en el desfile final.




Anchorman: the legend of Ron Burgundy (2004): su obra maestra. Esta parodia de un conductor de noticieros de los '70 es una joya absoluta. Mejor momento: son muchos, pero hay que elegir cuando canta "Afternoon Delight" junto a sus compañeros.






Talladega nights: the ballad of Ricky Bobby (2006): otra gran comedia. Narra el ascenso y caída del corredor de carreras Ricky Bobby, arquetipo del yanqui sureño e ignorante (sus hijos se llaman Walker y Texas Ranger). Mejor momento: cuando lo entrevistan por primera vez en TV.

Blades of glory (2007): La historia de dos patinadores sobre hielo, rivales, que, por esas cosas del destino, terminan actuando juntos, como pareja. Mejor momento: cuando vomita, borracho, dentro del traje del espectáculo infantil en el que actúa.

lunes, 16 de febrero de 2009

¡Acá toy!...

He regresado de mis vacaciones. Y, como siempre, la vuelta a la rutina me genera sentimientos encontrados. Es una mezcla de odio, asco, bronca... Pero bueno, a ponerle buena onda. Mientras preparo un posteo digno (mis neuronas se quedaron descansando unos días más), dejo algunos pensamientos y reflexiones que me dejaron mis vacaciones:
  • Qué pelotudos que son los que van en la ruta a los pedos, "dibujando" entre los autos y haciendo luces permanentemente. Realmente merecen hacerse mierda. Lástima que cuando ocurre eso, siempre la liga algún inocente.
  • ¿Por qué todo el mundo para en Atalaya? Uno se va de vacaciones para descansar y relajarse. Y ya desde la ruta se mete en un tremendo quilombo sólo para morfarse unas medialunas. ¿Tan buenas están?
  • Cuando tenés una hija de 2 años y medio, el concepto de "descansar" en tus vacaciones se convierte en algo ambigüo. Mejor dicho, en algo imposible.
  • Entrar al mar argentino es una experiencia adorable: es helado, las olas rompen una tras otra permanentemente, te pinchás los pies con las conchillas, está lleno de aguas vivas, cuando salís te cagás de frío por el viento... De todas formas, sigue siendo una experiencia mucho más placentera que estar en Bs As.
  • ¿No hay una edad mínima para manejar un cuatriciclo? Porque he visto muchos niños al comando. O, lo que es peor, padres que manejan con nenes muy chiquitos (y sin casco) sentados adelante de ellos. Dan ganas de cagarlos a piñas.
  • Las zungas deberían estar prohibidas. Y a algunos debería poderse demandarlos por atentado visual.
  • Me doy cuenta que el combo playa+bosque+fernet me acerca bastante a la felicidad plena.
  • Una semana para desenchufarse es muy poco.
  • Es mentira que Arruabarrena va a barrenar a Mar Azul.