lunes, 29 de junio de 2009

Charlie Bartlett


Título original: Charlie Bartlett (USA, 2008) / Dirección: Jon Poll / Elenco: Anton Yelchin, Robert Doyney Jr., Hope Davis, Kat Dennings, Tyler Hilton / Duración: 97 mins.

Charlie es un hiperactivo adolescente de clase alta que es sistemáticamente expulsado de los mejores colegios debido a sus actividades extracurriculares (por ejemplo, vender documentos de identidad falsificados). Su empastillada pero adorable madre (Davis), decide enviarlo entonces a un colegio público, al tiempo que el psiquiatra de la familia le aumenta las dosis de Ritalin para tratar de controlar sus “impulsos”. Al principio, Charlie es visto en el nuevo colegio como un bicho raro (lo cual no es de extrañar, dados sus extraños modales y su blazer de instituto privado). Pero él rápidamente pone en práctica su sagacidad, logrando meterse en el bolsillo a todo el mundo. ¿Cómo lo logra? Transformándose un una especie de psiquiatra escolar, atendiendo las consultas del estudiantado (en el baño del colegio), y recetando los fármacos que él obtiene de varios psiquiatras (a los que acude inventando distintos desórdenes psiquiátricos). La fama que irá ganando colocará en alerta al conflictuado director del colegio (Downey Jr.), quien pondrá el ojo sobre Charlie y entrará casi en pánico cuando se entere que su propia hija es el interés romántico del nuevo estudiante.

Charlie Bartlett es una película que es menos inteligente y provocativa de lo que le gustaría ser, que arranca de manera algo errática y va encontrando luego su rumbo, aunque jamás llega a cuajar del todo. Aborda temáticas serias, como el abuso de drogas recetadas, la depresión y el suicidio, desde una perspectiva irónica. Pero justamente su problema principal está en el tono. Es una especie de mezcla rara: en parte parece tratar de recuperar el espíritu de las comedias de John Hughes de los años 80 (Ferris Bueller, principalmente), pero dándole un giro contemporáneo, y metiéndole la sofisticación de los filmes de Wes Anderson (Rushmore, The Royal Tenenbaums). Pero mientras que Anderson crea universos internamente coherentes (más allá de que no sean realistas o creíbles), el director Jon Poll aquí está más lejos de lograrlo, ya que su film pierde por momentos el registro, quedando a mitad de camino entre una comedia adolescente, una parodia inteligente y una sátira de trazo más grueso.
El desconocido Anton Yelchin deja en líneas generales una buena impresión en el papel principal. Si bien en un principio el personaje de Charlie, con ese tono de vendedor insistente, puede resultar algo molesto, el actor demuestra el carisma necesario para llevar adelante la película. Lo que no es poco. Y aunque es imposible decir que Downey Jr. brinde jamás una mala actuación, lo cierto es que aquí nunca parece plenamente cómodo en su papel. Tal vez sea lo que su personaje transmite, ya que es un ex profesor que no termina de adaptarse a su rol de director. Pero da la impresión de que Downey está desperdiciado. Aunque, como dije, siempre actúe bien.

En conclusión, una comedia “amable”, con algunos momentos más iluminados que otros. Y que no se la juega del todo, buscando el obligatorio crecimiento y redención final de sus protagonistas. Como dije, tiene la aspiración de ser mucho más sofisticada de lo que termina siendo. Pero bueno, Wes Anderson hay uno solo.
No creo que se estrene en cines en Argentina. Calculo que debe conseguirse en DVD.