sábado, 10 de noviembre de 2007

Se viene la nueva de los Coen

Parece que Ridley Scott no es el único que regresa con gloria por estos días. Se estrenó en USA No Country for Old Men, la nueva película de los hermanos Coen. El elenco lo integran Josh Brolin, Javier Bardem, Tommy Lee Jones y Woody Harrelson. Se trata de un regreso de los Coen al policial oscuro, en la línea de Blood Simple y Fargo. Y si hay que guiarse por lo que se está diciendo, sería uno de los mejores trabajos del dúo. Ojalá que sea cierto, ya que hace un buen rato que no se despachan con una gran película.
Su estreno en Argentina sería en febrero de 2008. Por ahora, veamos este bonito avance.

jueves, 8 de noviembre de 2007

¡Qué miedito!

Cuando era chico (5, 6 años) las películas de terror me daban un cagazo importante. Hoy en día me divierten y las disfruto bastante, pero de pibe se complicaba. Confieso que hasta me asusté con el video de thriller de Michael Jackson (bah, ahora me sigue asustando Michael, y sin maquillaje).
El tema es que recuerdo un mostro en particular que ocupa, sin dudas, el primer lugar en el podio de mis sustos: Nalder, el vampiro principal de La hora del vampiro (Salem’s Lot, 1979). Es este hijo de puta que les muestro acá. Miren lo que es: una especie de Nosferatu casi sin rasgos humanos. Sin romanticismo. Pura sed de sangre. Totalmente siniestro.
La película en cuestión, hecha para TV y basada en la novela de Stephen King, estaba protagonizada por David Soul (el de Starsky & Hutch). Y no recuerdo si estaba muy buena, porque hace mucho que no la dan. Pero sí sé que cuando vi por primera vez al pelado este, estuve sin poder dormir por una semana. Me acuerdo patente la primera vez que aparece en la película. Era escalofriante, realmente.
Ahh, los mostros de nuestra infancia... A pesar de todo uno les guarda cariño. Ahora, de grande, me dan mucho más miedo las cosas del mundo real. Como en el Laberinto del Fauno, a veces es mejor refugiarse en el mundo imaginario, por más que haya tipejos como este, ¿no?

martes, 6 de noviembre de 2007

El tiempo pasa...

El otro día, leyendo una nota sobre la nueva película animada de Jerry Seinfeld, Bee Movie, hubo un dato que, de algún modo, me “shockeó”. El bueno de Jerry tiene ya ¡53 años! OK, está bien, si uno se ponía a pensar en que la serie finalizó en 1998 y que Seinfeld para esa época rondaba los 40, era lógico concluir que el tipo ya había llegado a la cincuentena. Pero fue como cuando te reencontrás con un viejo amigo o con un familiar que hacía mucho que no veías. Un poco te sorprende verlo más viejo.
Cuando dejamos de ver a alguien, en nuestra mente su imagen se congela, y lo recordamos tal cual estaba la última vez. Para colmo, en el caso de Seinfeld, tenemos la oportunidad de seguir disfrutando de su extraordinaria sitcom a diario, así que estamos acostumbrados a verlo joven. Por lo que el efecto es aun mayor. Pero bueno, el tiempo pasa. Inclusive para los ricos y famosos.
Debo admitir que este tema del paso del tiempo no despierta sensaciones agradables en mí. Lo confieso: le tengo cagazo a la muerte. Le tengo cagazo a la vejez. No me gusta ver envejecer a la gente. El paso del tiempo me genera tristeza, no puedo evitarlo. A veces, cuando me voy a dormir, pienso en que un día voy a estar muerto y no me gusta una mierda.
Soy joven todavía e imagino que uno, a medida que envejece, va pensando y actuando acorde a su edad. Supongo que mi miedo actual viene a cuento de que siento que mi vida está en pañales, y aun me falta mucho por recorrer. Tal vez dentro de 10, 20, 30 años tenga otra filosofía hacia el paso del tiempo. Pero por ahora, no puedo evitar esta pelotuda sensación de tristeza.
Y llámenlo negación si quieren, pero prefiero seguir creyendo que Jerry todavía es ese solterón, joven, inmaduro y sin entradas en su cabeza. Juventud, divino tesoro...