sábado, 13 de septiembre de 2008

En qué andan los Coen

Luego de su enorme suceso con No country for old men, los hermanos Coen acaban de estrenar en USA Burn after reading, una comedia que intenta parodiar a los films de espionaje. El reparto está cargado de estrellas: George Clooney, Brad Pitt, Frances McDormand, John Malkovich y Tilda Swinton.
En el film, un par de ineptos empleados de un centro de estética obtienen, por casualidad, un CD con las memorias de un agente de la CIA, por lo que lo contactan para chantajearlo.
Como con todas las comedias de los Coen, la crítica se divide entre los que valoran su originalidad y personajes extravagantes, y quienes la ven como una película menor, por no ser "seria" como Fargo o No Country... Pero lo mismo decían de The Big Lebowski, y terminó convirtiéndose en un clásico. En Argentina se estrena el 23 de octubre con el nombre de Quémese después de leer, así que allí podremos juzgarla.
Mientras tanto, los Coen ya están filmando su siguiente proyecto, A serious man. Este film, marcando una clara diferencia con Quémese... no tiene prácticamente actores conocidos en su elenco. Seguramente, los críticos lo adorarán.

Este es el trailer de Burn after reading:


lunes, 8 de septiembre de 2008

Una guerra de película


Título original: Tropic Thunder (USA, 2008) / Dirección: Ben Stiller / Elenco: Ben Stiller, Robert Downey Jr., Jack Black, Jay Baruchel, Brandon T. Jackson, Nick Nolte, Steve Coogan, Matthew McConaughey, Tom Cruise, Bill Hader / Duración: 107 minutos

Ben Stiller es un tipo que, como actor cómico, a mí me terminó aburriendo. Principalmente porque se fue encasillando en el mismo rol: el del pobre diablo que queda encerrado en medio de circunstancias que lo superan. Loco por Mary, La familia de mi Novia, Duplex, Una noche en el museo y Mi novia Polly son algunos ejemplos de esto. Además, Stiller no posee una gracia innata desde lo físico, como sí la tienen Will Ferrel o Jack Black, por ejemplo. Como director, sin embargo, siempre ha demostrado ser mucho más interesante. Su primera incursión fue con Generación X (Reality Bites, 1994), especie de comedia romántica existencial que, si bien estaba alejada del humor crudo que lo haría famoso, le sirvió para demostrar que era algo más que un simple comediante. A ésta le siguió El insoportable (The Cable Guy, 1996) una comedia muy oscura e interesante pero que, al ser protagonizada por Jim Carrey, fracasó porque todos esperaban sólo otra comedia tonta del canadiense. La tercera película de Stiller como director fue Zoolander (2001), una gran comedia de su autoría en la que parodiaba al mundo de la moda, mezclando mucha ironía con humor más directo. Y finalmente llegamos a Una guerra de película (Tropic Thunder, 2008), con la cual Ben redobla la apuesta con una salvaje parodia al mundo del cine que le permite recuperar, finalmente, el rumbo de su errática carrera.

El film cuenta los pormenores de la filmación de Tropic Thunder, película sobre Vietnam que atraviesa una sumatoria de problemas de producción. Su director es el novato realizador inglés Damien Cockburn (Steve Coogan), quien no sabe cómo lidiar con sus variadas estrellas. Estos son, a saber: Tugg Speedman (Stiller), astro de películas de acción en franca decadencia que busca recuperar el prestigio perdido; Kirk Lazarus (Robert Downey Jr.), actor australiano, ganador de cinco Oscar, y tan metódico que se sometió a una operación de oscurecimiento cutáneo para interpretar a un soldado negro en el film; y Jeff Portnoy (Jack Black), un cómico heroinómano cuyo mayor éxito fue con el film The Fatties, sobre una familia de obesos que se la pasan tirándose pedos. La presión del jefe del estudio pone a Cockburn al borde del ataque de nervios, por lo que terminará siguiendo el consejo del perturbado ex combatiente autor del libro del film (Nick Nolte): meter a sus protagonistas en medio de la selva, bajarles sus humos de estrellas de Hollywood y filmar la película cámara en mano, buscando darle el mayor realismo posible. Esto, claro está, terminará disparando insospechadas situaciones.

Lo primero que hay que destacar de Tropic Thunder es su valentía. Para ser una película de un estudio grande de Hollywood (Dreamworks) contiene una enorme dosis de humor crudo y políticamente incorrecto. El guión (co escrito por Stiller, Etan Cohen -quien no tiene relación con los hermanos Coen- y Justin Theroux) busca ser una parodia sobre Hollywood y sobre los mecanismos internos de las películas. Y si bien hay muchas observaciones irónicas (y muy graciosas) sobre la industria del cine, posiblemente las mayores carcajadas sean gracias a sus partes de humor más “salvaje”. Tiene muchos gags, especialmente visuales, que son de una comicidad inusualmente violenta. Se podría decir que uno de los mayores méritos del film está en tener las bolas para mantener su visión íntegra, sin temor a burlarse de tópicos tan picantes como las guerras, los disminuidos mentales y los prejuicios raciales.

Otro punto alto es el elenco. Si bien con distintos niveles, todos logran lucirse. El mayor premio se lo lleva Downey Jr. Su Kirk Lazarus es toda una creación: un actor que no sale nunca de su personaje, ni siquiera entre tomas. Esto irrita principalmente a Alpa Chino (Brandon T. Jackson), el rapper negro que forma parte del elenco y que no tolera escuchar a Lazarus hablar todo el tiempo como si fuera, realmente, una persona de color. El personaje es una tomadura de pelo a gente como Russel Crowe o Daniel Day-Lewis, esa raza de actores que se toman su trabajo, a veces, demasiado en serio. Sin embargo, gracias a la notable caracterización de Downey Jr., lo suyo termina pareciendo más un homenaje a la profesión que una crítica. Jack Black, por su parte, tiene varios momentos muy cómicos, en especial desde que empieza a sufrir los síntomas del síndrome de abstinencia. Stiller cumple su papel con la corrección de siempre, y es valorable que haya decidido dar prioridad al grupo actoral, siendo el suyo un personaje más del ensamble. También es justo destacar a Jay Baruchel, como el más joven y, a la vez, más coherente de los actores del set. Y, para terminar, hay que mencionar el papel de Tom Cruise, casi irreconocible como Les Grossman, el pelado, gordo y vulgar jefe del estudio. Un papel pequeño pero muy divertido, con el cual el loquito de Tom recupera un poco de la simpatía que ha sabido perder los últimos años.

Tropic Thunder no es un film perfecto. Si bien contiene una cantidad notable de momentos de gran comicidad, hay que admitir que su ritmo decae en algunos tramos. Y su mezcla de parodia aguda con humor crudo resulta en un revuelto algo heterogéneo (aunque sin dudas suculento). Podría haber llegado a ser una gran película. Le faltó poco. Pero uno no puede dejar de sentir admiración por un film tan atrevido como éste. En medio de tanta comedia blanda e intrascendente, films de este tipo son un verdadero oasis. Violento, salvaje y muy divertido oasis.