miércoles, 6 de febrero de 2008

Boston Legal

No soy de mirar muchas series de TV. Al menos, no en la actualidad. En los últimos tiempos, con Lost ya tengo cubierta mi cuota de atención televisiva. Dejé de ver 24 porque entre las dos era demasiado para mi vapuleado cerebro. Y se terminó The Sopranos... Ah, está Seinfeld, claro, con la que me voy a dormir casi religiosamente todas las noches. Pero, en general, trato de no engancharme mucho con series. Sin embargo, casi de casualidad, hace unos meses empecé a mirar Boston Legal (o Justicia Ciega), y me terminó atrapando. La serie gira en torno a un bufete de abogados, obviamente, de Boston. Siempre hay un par de casos por episodio (que se resuelven asombrosamente rápido) y además están las vidas personales de los protagonistas, bastante tumultuosas.
Debo admitir que las películas y series de tribunales siempre me atrajeron. El tema del juicio y los alegatos de los abogados me entretiene bastante. Sin embargo, lo más interesante de esta serie radica en el sentido del humor con el que está hecha. No es específicamente cómica, sino que tiene una perspectiva humorística para sus situaciones. Sus guiones son excelentes, llenos de ironía y diálogos inteligentes y chispeantes. Sus personajes, tanto los abogados como los eventuales clientes, tienen siempre alguna característica simpática, retorcida o directamente bizarra. Además, cada capítulo presenta, a través de los distintos casos, temas tan importantes como el medio ambiente, la libertad de expresión, el acoso sexual o la política exterior de USA, pero siempre de manera brillante y original, sin caer jamás en el sermón. Su creador y principal autor, David E. Kelley, fue también el ideólogo de Ally McBeal, otra exitosa serie sobre abogados (a la que nunca le di bola) con la anoréxica Calista Flockhart como protagonista.
Es necesario destacar las actuaciones de Boston Legal. Es un elenco sin fisuras, con varios protagonistas (entre ellos, Candice Bergen, como una de las socias del bufete). Sin embargo, si hay que señalar a un principal en este programa ese es James Spader. Este excelente actor, ahora bastante más gordito que en sus años mozos, hace de Alan Shore, un abogado carismático y mujeriego empedernido. Shore es de esos juristas exitosos, acostumbrados a ganar y que parecen tener respuesta para todo. Es una gran actuación de Spader, con un timing perfecto para la comedia y que logra que queramos al personaje, aunque a veces realice las bajezas esperables de un abogado. Y lo mismo se aplica a William Shatner. Sí, el Capitán Kirk la rompe como un veterano y, también, mujeriego abogado. Su Denny Crane, socio principal del bufete, es una verdadera creación (por la cual ganó varios premios). Un personaje machista, republicano y reaccionario pero, gracias al carisma de Shatner, absolutamente irresistible. La verdad, da gusto ver a un actor reinventarse en esta etapa de su vida, haciendo algo tan distinto y de tanta calidad. Hay que agregar que la relación de ambos personajes es fraternal, casi tierna. Son dos eternos inmaduros que comparten todas sus penas y alegrías. Cada capítulo culmina, de hecho, con ellos dos sentados en un balcón, reflexionando whisky y habano de por medio.
En conclusión, una serie excelente que, además, tiene la ventaja de no exigirle al espectador seguir todos sus capítulos para disfrutarla (¿me escuchaste, maldita Lost?).
La dan los martes a las 22 y los domingos a las 14 (hora de Argentina) por Fox.