sábado, 17 de noviembre de 2007

Otra Historia de Amor

La verdad que las películas de amor mucho no me van. Siendo un cínico de mierda, pienso que, en líneas generales, la mayoría son típicas historias edulcoradas, cargadas de clichés y con esperables finales felices. Pero de vez en cuando el cine nos regala historias de amor hechas con inteligencia, buen gusto y, a veces, algún toque retorcido. Acá destaco algunas (tengo más, pero para próximas entregas):

Alta Fidelidad (High Fidelity, 2000): John Cusack hace del dueño de una disquería, con serios problemas de compromiso, que rompe con su novia y se pasa el resto de la película lamentándose y tratando de averiguar el por qué de sus fracasos amorosos. A la larga, claro, se dará cuenta de que no puede vivir sin ella. Una gran película, en especial para los amantes de la música, con un graciosísimo Jack Black en el papel del empleado de Cusack. Basada en la novela de Nick Hornby.

Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos (Eternal Sunshine of the Spotless Mind, 2004): la segunda colaboración entre el director Michel Gondry y el guionista Charlie Kaufman es una comedia dramática, con tintes surrealistas, en la que Jim Carrey hace de un tipo melancólico que contrata a una empresa para que le borre de su cerebro todos los recuerdos que tenga de su ex pareja (Kate Winslet). Un rompecabezas original y desafiante, que bucea de manera brillante en la mente (y el corazón) de sus protagonistas y que, en definitiva, postula que el amor verdadero siempre encuentra el camino para (re)encontrarse.

Dos Extraños Amantes (Annie Hall, 1977): Woody Allen interpreta a Alvy Singer, arquetípico personaje suyo (judío, neoyorquino, neurótico) que comienza una relación con la inestable mujer que da nombre al film. Una notable reflexión sobre las relaciones amorosas, contada de manera magistral y llena de las típicas observaciones y diálogos agudos del director. Demostró que Woody estaba para mucho más que simples comedias. Ganó el Oscar a mejor película, director, actriz (Diane Keaton) y guion.

Hedwig and the Angry Inch (2001): esta película es una locura. John Cameron Mitchell trasladó a la pantalla grande su obra musical off Broadway acerca de un cantante travesti que vive obsesionado con una estrella de rock en ascenso, a quien él había iniciado en la música (y en el amor) cuando era sólo un púber. Original y divertida, con excelentes canciones de glam rock creadas por Mitchell y Stephen Trask. Uno de los pocos musicales que tendría en mi videoteca.

Cuando Harry Conoció a Sally (When Harry Met Sally, 1989): un clásico. La historia de cómo Harry (Billy Crystal) y Sally (Meg Ryan) se conocen y, a lo largo de los años, continúan una relación de amistad, hasta que el amor, previsiblemente, complica las cosas. Esta comedia es una de esas películas para ver una y otra vez. Una gran oportunidad de disfrutar de la incomparable gracia de Crystal y de recordar cómo era Meg antes del colágeno. Dirigida por Rob Reiner.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Cumple

¡Cumplimos un mes! Toda una vida... Bue, al menos para algunos insectos... Y lo cierto es que a mí me picó un bichito. El del blog. Cada vez me gusta más esto de escribir en este espacio. Desde ya, agradezco enormemente a los que me visitan y a los que dejan sus opiniones. Como diría un Cacho Fontana: Sin Ustedes allí, Nosotros aquí, ¿para qué? Así que espero que sigamos en el buen camino y que cada vez seamos más.¡Felicidades!

martes, 13 de noviembre de 2007

Cine "Arte"

Siempre me pareció una pelotudez el concepto de "cine arte". Esa suposición snob de que existe un cine superior a otro. De que cierto cine merece más respeto y admiración por sus supuestas aspiraciones artísticas. Una locura... Esta es la visión que ha hecho que tengamos que soportar que "autores" como Eliseo Subiela se creyeran que estaban por encima de los mortales por meter un poema de Neruda o porque en sus películas la gente cuando coge flota a dos metros de la cama.
¿Alguien me puede explicar por qué, por ejemplo, Bourne Ultimatum no es una obra de arte? ¿O, estirándome un poco más, Duro de Matar 4? ¿O acaso se supone que una película debe, obligatoriamente, aspirar a algo más que entretener? Ojo, no tiene nada de malo querer lograr una obra profunda, que perdure en el alma y la mente del espectador. Todo lo contrario. Es extraordinario cuando eso ocurre. Pero querer no siempre es poder. Si no Jorge Polaco o Ed Wood serían considerados genios, y no dos íconos de lo bizarro.
No me malinterpreten. Yo prefiero el cine poco comercial. Amo lo nuevo, lo original. Me encantan David Lynch (y no puedo imaginar a nadie más alejado de lo comercial que él), Cronenberg, Spike Jonze... Me aburren (casi todas) las películas de Jerry Bruckheimer. Pero hablo de algo más básico: todo cine es arte. Desde el vamos. No podemos determinar si algo es valioso por sus intenciones primarias, si no por su resultado. E incluso allí es complicado valorar. Porque, como dije, el cine es arte. ¿Y el arte cómo se valora? ¿Cómo se compara? ¿Con qué criterio se puede decir que Mullholland Drive es buena, mala o excelente? Es como calificar a un cuadro de Kandinsky o Pollock. ¿Cuál es mejor?
Es un tema interminable, sin dudas. Y obviamente que existe un cine que intenta aportar ideas y pensamientos profundos, y otro que maneja sus variables con un simple causa-efecto, buscando sólo un resultado comercial. Pero esto no signfica que alguno de los dos deba ser subestimado o rechazado de plano. ¿Cuántas veces nos ensartamos con obras que venían llenas de aspiraciones? ¿Y cuántas nos sorprendimos con otras por las que no dábamos dos mangos? Porque si uno lo analiza, un guion sobre un bicho mutante extraterrestre que se mete dentro de la gente y la destripa puede sonar bastante pedorro. O puede transformarse en un clásico de la ciencia ficción. Así que nunca se sabe... Ok, estoy bastante seguro de que la nueva de Brigada Explosiva va a ser una mierda, pero... quién te dice...

domingo, 11 de noviembre de 2007

Cha Cha Cha

Como me suponía, el ciclo de humor "de culto" más votado en la encuesta fue Cha Cha Chá (55% de los votos). Este programa fue un desprendimiento de De la Cabeza (1992), programa que contaba con todos actores surgidos del teatro únder. Algunos, como Fabio Posca, armarían Del Tomate, un ciclo que tuvo corta vida por canal 9. El resto, encabezado por Alfredo Casero, Fabio Alberti, Diego Capusotto y Mex Urtizberea recalaron en Cha Cha Chá, por América TV.

Este ciclo se destacó por su originalidad, ya que se alejaba completamente del típico esquema de programa cómico argentino. Con un formato de sketches que tomaba algo de los Monty Python (escenas inconexas, situaciones bizarras e inconclusas) y que tenía una caótica creatividad, el programa se ganó un poco numeroso (según los ratings) pero muy ferviente público.

Luego del '92 hubo un parate del ciclo, para volver en 1995 con el subtítulo de Dancing en el Titanic. A éste le siguió El Estigma del Dr. Vaporeso (1996) y La Parrila del Xeñor (1997). Con el paso del tiempo, el ciclo fue teniendo un protagonismo cada vez mayor de Casero, quien terminó siendo el líder evidente.

Finalmente, el programa tuvo que cancelarse debido a las presiones de los grupos religiosos de siempre, que no toleraban el inofensivo personaje de Peperino Pómoro, interpretado por Alberti. Pero el "virus" de Cha Cha Cha había llegado a la TV para quedarse.

En 1998 apareció en América TV Delicatessen, excelente programa en el que estaban Alberti y Capusotto, además de Horacio Fontova, José Luis Oliver, Luis Ziembrowski y Damián Dreizik. Y en 1999 llegó a Canal 9 (Azul por ese entonces) Todo por $2, otro bizarro emprendimiento de Alberti y Capusotto que pasó luego a Canal 7 y permaneció allí desde 2000 a 2002, siendo tal vez el programa más exitoso de toda esta "familia" (segundo en la encuesta con el 34%).

El legado de Cha Cha Cha es innegable. Y casi todos los integrantes de estos ciclos se han ganado un lugar importante en los medios, pero manteniendo, la mayoría, la integridad en sus trabajos.

Por suerte, hoy en día podemos seguir disfrutando por el cable e internet de cosas como estas.