martes, 29 de diciembre de 2009

500 días con ella


Título original: (500) days of Summer (USA, 2009) / Dirección: Marc Webb / Elenco: Joseph Gordon-Levitt, Zooey Deschanel, Geoffrey Arend, Clark Gregg / Duración: 95 mins.

Entre todas las comedias románticas insulsas y prefabricadas que vienen de USA, cada tanto, aparecen algunas que marcan la diferencia. Cuando Harry conoció a Sally, Alta Fidelidad y Eterno resplandor de una mente sin recuerdos son muestras de que se nos puede contar una historia de amor de manera distinta. (500) days of Summer tal vez no esté a la altura de las nombradas, pero es una comedia romántica que se destaca por la originalidad con la que está planteada y narrada. Y si bien su historia central no cuenta nada nuevo, el modo en que disecciona los sinsabores de una relación amorosa y las observaciones que hace sobre sus idas y vueltas la ponen en un plano diferente.
Desde el comienzo el film nos aclara que veremos una historia de chico-conoce-chica, pero no una historia de amor. De hecho, es más una historia de sufrimiento que de amor (aunque ambas cosas van de la mano). Tom es un pibe tímido que un día conoce a Summer, la nueva empleada de la empresa de tarjetas en la que trabaja. Primero atraído por la apariencia física, Tom hará todo lo posible por llamar su atención. Cuando finalmente lo logra, descubre que ella es más que una cara bonita y, a pesar de que Summer le advierte desde un principio que no quiere meterse en una relación seria, Tom no podrá evitar engancharse con esta chica que parece ideal para él. Desde allí veremos el devenir de su relación, pero no cronológicamente, sino yendo y viniendo en el transcurso de los 500 días del título.

Lo mejor de la película está en ese modo de encarar una historia de manera no lineal, lo que logra hacer más interesante algo que de otra forma tal vez no lo sería tanto. Este recurso permite contraponer de manera original las distintas etapas de la relación, dando lugar a algunas conclusiones valiosas e infrecuentes. Además el film nos muestra el crecimiento de su protagonista masculino, quien deja atrás la incomprensión y el despecho cuando logra hacer un análisis de su propia conducta y descubre que, a veces, sólo vemos lo que queremos ver.
Si hay que marcarle a la película una flaqueza es que no vaya mucho más allá de su eficaz narración. O sea, es más interesante el "cómo" que el "qué". Además, por momentos el film da la sensación de creerse más cool y simpático de lo que realmente es (la narración en off no me cerró del todo). Y la utilización de músicos indies o de culto, no sólo en la banda de sonido sino también como referentes de los protagonistas (por ejemplo, The Smiths), a esta altura ya es una especie de lugar común del cine independiente norteamericano. Pero más allá de estas observaciones, hay que concluir que el novedoso enfoque y las situaciones que el film plantea permiten mantener el interés, dejando un saldo más que positivo.

Las actuaciones de los protagonistas son irreprochables. Joseph Gordon-Levitt lleva el mayor peso emocional de la trama, ya que su personaje es quien está sentimentalmente más comprometido con la relación. El joven actor (ya un veterano a sus 28 años) transmite con absoluta credibilidad las distintas situaciones emocionales que atraviesa su personaje (alegría, confusión, desazón, aceptación). Zooey Deschanel tiene menos posibilidades de lucirse, mayormente porque el film no está tan interesado en mostrarnos su interior (la perspectiva principal del relato es la de Tom). Pero Deschanel consigue que Summer sea un personaje interesante gracias a su simpatía, su inherente inteligencia y su peculiar carisma.
En conclusión, (500) days of Summer es una comedia muy recomendable, en la que el plato que se nos entrega es mucho más sorprendente por su presentación que por sus ingredientes. Pero cuyo gusto se queda con nosotros un buen rato. Tal vez sea un gusto un poco más amargo que el de muchas comedias románticas, pero es más interesante y, en definitiva, realista. Porque aquel que no sepa que el amor es el más agridulce de los platos, que se vaya enterando. Esa es una lección que todos los Tom del mundo ya tenemos bien aprendida.