Voy a hacer algo que hasta ahora nunca hice: reponer un viejo posteo. Como se viene el Día de la Madre, aprovecho para publicar nuevamente este top five de madres terribles del cine. Y como fue uno de mis primeros posteos, no creo que haya sido leído por mucha gente. Además, dada mi vagancia mental actual, está bueno esto de refritar cosas viejas.
¡Feliz Día a todas las mamás!
¡Feliz Día a todas las mamás!

Alerta de deschave (si no viste la peli, no leas más).
Está bien, acá la mamá está muerta, pero muy viva en la cabeza del flaco. Y es una de las “madres” más famosas en la historia del cine, además de un clásico inoxidable. Imitada y parodiada incontables veces, esta obra maestra de Alfred Hitchcock cuenta con el inigualable Anthony Perkins en la piel de Norman Bates, un encargado de hotel que hace todo lo que su madre le dice, o lo que él cree que le dice...
Biografía sobre Joan Crawford en la que se muestra cómo la famosa actriz era una chiflada que vivía torturando mentalmente a su pequeña hija. La interpretación de Faye Dunaway en el rol principal es tan exagerada que casi arruinó su carrera. Sin embargo, muchos cinéfilos la tienen como una de sus actuaciones favoritas, aunque sea por su extravagancia gestual.
Le primera (y, tal vez, mejor) película de Danny DeVito como director es una comedia negra en la cual el petiso hace de un looser total, aspirante a escritor, que vive atormentado por su demandante madre (Ann Ramsey, memorable). Para terminar con su sufrimiento, DeVito intenta inmiscuir a su profesor de literatura (Billy Crystal) en un plan para matarla, con los esperables enredos complicando la trama. Una joyita.
En un policial en el que todos los personajes son estafadores de la más baja calaña, Anjélica Huston se destaca como la peor de todas. Aquí es la seductora madre de John Cusack, con quien mantiene una inquietante e inusual relación madre-hijo. Sólo digamos que, por guita, esta gente es capaz de cualquier cosa, sin importar los lazos sanguíneos. Otra joya, dirigida por Stephen Frears.
En este clásico del grotesco argentino (escrito por Roberto Cossa), Pepe Soriano hace su papel más recordado como una insaciable abuela que no para de comer. Mientras tanto sus hijos, en la ruina económica absoluta, buscan la manera de satisfacerla sin morir ellos en el intento. Una de las sátiras más redondas del cine nacional, dirigida por Héctor Olivera.