
Título original: Quantum of Solace (UK/USA, 2008) / Dirección: Marc Foster / Guión: Paul Haggis, Neal Purvis, Robert Wade / Elenco: Daniel Craig, Olga Kurylenko, Mathieu Amalric, Judi Dench, Giancarlo Giannini, Jeffrey Wright / Duración: 106 minutos
Cuando hace unos tres años se anunció que
Daniel Craig se haría cargo del papel de
James Bond, muchos fueron los que miraron con desconfianza esta elección. Pero los resultados conseguidos con la excelente
Casino Royale (2006) hicieron que esas dudas se disiparan al instante. El nuevo
007 resultó ser un personaje visceral e imperfecto, mucho más interesante que el relajado y calculador encarnado por
Pierce Brosnan, sin mencionar que
Craig es un actor más versátil y profundo. Tomando como base, entonces, a la cinta anterior, hay que decir que
Quantum of Solace, sin ser un producto fallido, marca un paso hacia atrás. Esta especie de continuación de
Casino... tiene todos los ingredientes requeridos para una película de
Bond: increíbles escenas de acción, hermosos paisajes naturales, bellas mujeres, modernos autos, intriga política internacional y un villano extravagante. Pero le falta algo que elevó a la anterior: un buen guión.

El primer problema que tiene
Quantum... es que para ser plenamente apreciada es imprescindible haber visto
Casino Royale. La acción comienza prácticamente en donde terminaba la anterior (y con "
prácticamente" me refiero a minutos), continuando una historia que busca aquí cerrar los puntos (y heridas) abiertos previamente. Entonces, no haber visto
Casino... implicará desconocer cuáles son las motivaciones que empujan a
Bond y por qué su buen juicio aparece, más de una vez, nublado por su sed de venganza. Lo mismo va para la aparición de los personajes de
Mathis (
Giancarlo Giannini) y de
Felix (
Jeffrey Wright), quienes traen un background del film anterior, necesario para entender su relación con
007.
Pero el problema principal es, como dije, el guión en sí. El film anterior había logrado reconfigurar de manera admirable al personaje de
Bond, trayéndonos a un agente mucho más falible, capaz de perder los estribos en cualquier momento, lo que lo convertía en alguien más inestable e impredescible. Aquí,
007 continúa en este estilo (en mi opinión,
Craig es por lejos el mejor
Bond de todos), pero el film descansa mucho más en las escenas de acción que en la dinámica entre personajes interesantes. Desde ya, las escenas de acción son necesarias en estas películas. Pero cuando se convierten en lo más importante, estamos en problemas.

Uno esperaba que el director
Marc Foster (
Finding Neverland) hubiera puesto más énfasis en la espesura dramática de la trama, pero no ocurrió. Por otro lado, esto no es cine de autor, y aquí el tono del film suele estar más marcado por los productores, perdiendo el director algo de su control. En cuanto a las actuaciones, lo de
Craig vuelve a ser muy sólido, secundado por un reparto sin fisuras que, como suele ocurrir en esta clase de filmes, dan vida a personajes bidimensionales. No me parece oportuno relatar la trama (que incluye a un dictador boliviano vendiendo recursos naturales de su país), principalmente porque contiene varios puntos que vienen del film anterior y no quiero arruinarlo para quienes no lo vieron.
En conclusión,
Quantum of Solace es un film que se puede disfrutar pero que, a diferencia del anterior, no deja ninguna huella profunda en la serie de
007. Esperemos que para la próxima le den a
Craig y a su personaje la historia que se merecen.
