viernes, 11 de enero de 2008

El casco de la felicidad

En un capítulo glorioso de esa joya de la animación llamada Ren & Stimpy, el gato inventaba un casco de la felicidad para que su compañero pierda ese constante mal humor. El tema es que el casco se lo encajaba a la fuerza y lo que en realidad hacía el aparato era generar un rictus de forzada felicidad en Ren, cuando lo cierto era que en su interior iba acumulando una ira extrema. Recuerdo otro capítulo en que el chihuahua decía que Stimpy dormía bien porque era un idiota sin preocupaciones, mientras que él, en cambio, tenía mucho en que pensar.
Yo, debo ser sincero, me identifico bastante con Ren. Muchas veces, no puedo evitar ser un malhumorado y cabrón de mierda. Dicen que los petisos somos así... Y también siento que no logro ser plenamente feliz porque me preocupo por muchas cosas. Suelo ser de esas personas que no pueden evitar colgarse todos los problemas en su mochila. La verdad, no estaría mal de vez en cuando calzarme un casco de la felicidad. Aunque sea para aparentar que todo me chupa un huevo, así les hago la estadía un poco más fácil a los que me rodean. Ojo, tampoco soy un ogro. Tengo mis momentos de encanto, y les aseguro que son deliciosos e inolvidables...
¿Y ustedes qué opinan? ¿No les vendría bien a veces un “casco de la felicidad”?

martes, 8 de enero de 2008

XX... Y?

Recientemente vi XXY, la laureada y alabada ópera prima de Lucía Puenzo, pre candidata argentina al Oscar. Y debo decir que me decepcionó bastante. No diría que es una mala película, pero sí que no es ni por asomo la gran obra que tantos medios especializados han señalado. Por eso, al terminar de verla, no pude evitar preguntarme, “¿y?”. O sea, ¿esto es lo mejor que dio el cine nacional este año? OK, Darín está soberbio. Pero eso ya es una costumbre. ¿Y el resto...?
Y siempre vuelvo a la misma pregunta. ¿Cuándo nos reconciliaremos con el cine hecho en Argentina? Admito que, como muchos, tengo ciertos prejuicios con nuestro cine. Pero debo aclarar que estos prejuicios fueron alimentados por años de muy malas películas. He crecido viendo esperpentos de toda clase. Personalmente, me parece increíble que gente como Eliseo Subiela, Pino Solanas o Javier Torre sigan filmando. ¡Y ahora se está preparando una nueva de Jorge Polaco! En cuanto al recambio, tenemos el llamado “nuevo cine nacional”, corriente surgida hace unos años que intentó imitar el naturalismo de la nouvelle vague francesa, el neorrealismo italiano y el free cinema inglés, pero que lo que mayormente generó son films aburridos en los que pasa poco y nada. En el medio de todo esto, hay tipos que sí parecen tener una concepción más clara de lo que es hacer cine. Se puede nombrar a Damián Szifrón, Juan José Campanella, Adrián Caetano, Daniel Burman y el tristemente desaparecido Fabián Bielinsky como los más destacados, por haber logrado obras valiosas y al mismo tiempo atractivas para el gran público.
Entre los aspectos más negativos que siguen apareciendo en muchos filmes argentinos están las malas actuaciones, los diálogos poco creíbles y llenos de declamaciones y la pobre construcción de los guiones. Sigue habiendo, en mi opinión, cierto manejo amateur en muchos filmes, algo que considero imperdonable a esta altura. Me ha pasado estar viendo una peli que me parecía bastante buena, hasta que de repente aparece un ignoto actor al que sólo le falta que le salgan ramitas de lo tronco que es, y te tira todo a la mierda. Te saca de la película, literalmente. Sin dudas, toda esta pobreza cinematográfica ha estado fomentada siempre por los benditos subsidios, entregados vaya a saber con qué criterio, generalmente a artistas de dudosa capacidad.
Ojo, no digo que no haya filmes argentinos rescatables. El Aura, 76-89-03, Pizza, birra, faso, Un Oso Rojo, El Hijo de la Novia, Historias Mínimas, Nueve Reinas, El Abrazo Partido y Tiempo de Valientes son algunos ejemplos que se me ocurren ahora que, con distintas variantes, me han parecido muy buenos. Pero por cada una de estas, salen decenas de películas menores, mal actuadas, mal dirigidas, mal guionadas.
Sinceramente, me gustaría que cambie este panorama, ya que disfruto mucho cuando veo un film local de buena factura, principalmente porque allí logramos una identificación más significativa que con cualquier film extranjero. En nuestras películas reconocemos nuestra idiosincrasia, nuestros problemas, nuestros sentimientos...
En fin, me interesaría saber qué opinan Ustedes sobre este tema.

viernes, 4 de enero de 2008

Entre Copas

No se confundan con la foto y el título. No voy a hablar de la extraordinaria película que da nombre a este posteo, pero sí de algo que está muy relacionado. Acabo de cenar con la mujer que amo. Y hay pocas cosas que yo disfrute más que tener una cena romántica y relajada con un buen vino de por medio. Tinto, claro. Realmente, compadezco a las personas que no disfrutan del buen vino. Bah, que no saben disfrutar de la buena bebida en general (así como del buen comer). Y ojo, no hablo de ponerse en pedo. Para nada. Hablo del placer de sentarse a compartir una botella de vino con el ser amado, en un lugar acogedor, con una suave música de fondo (jazz, bossa nova, soul están entre los estilos indicados) y disfrutando una sabrosa cena. Puede ser tanto en un restaurant como en nuestra propia casa. Eso es lo de menos. Lo fundamental es encontrar un lugar del cual poder apropiarnos. Y regar la velada con ese vino. Y deleitarse con la forma en la que vamos aliviando nuestras tensiones, en que los sentidos se relajan y nuestras inhibiciones van quedando atrás. Entrar en contacto con nuestra esencia, con nuestro verdadero ser, alejados de la locura diaria. Me encanta esa primera sensación que te da el trago inicial, el que te pone en clima, el que abre la puerta a ese espacio de tiempo en el cual tus sentidos entran en una extraña vigilia. Las piernas se ablandan un poco, las manos se relajan, las emociones se agudizan.
Es ese placer que Entre Copas transmitía tan bien. El de encontrar momentos únicos, refugios inventados por nosotros mismos en los cuales nos olvidamos de los problemas y nos entregamos al deleite de compartir aquello que nos da placer. Ese momento en el cual nos conectamos con otra persona y donde un buen vino es el cómplice ideal de aquella comunión. Doy gracias por tener al lado alguien que comparta estos pequeños placeres que, creo yo, son los que van apuntalando nuestra vida. Y doy gracias por el vino, claro. Salute.

jueves, 3 de enero de 2008

Expedientes X

En esta nueva entrega, el caso que nos ocupa no está relacionado con una desaparición, sino más bien con una metamorfosis. Vamos a estudiar el extraño caso del Sr. Mickey Rourke. Este actor, en algún momento, demostró reunir dos condiciones importantes: pinta y talento. Luego de aparecer en películas laureadas como Diner o La Ley de la Calle, se convirtió en una estrella internacional gracias a Nueve semanas y media. Además de ser un galán, el tipo fue demostrando que era un actor valioso. Sus actuaciones en Corazón Satánico y Mariposas de la Noche darían fe de esto. Pero, paulatinamente, algo empezó a ocurrir en su vida. Primero fueron las películas pedorras (Horas Desesperadas, Harley Davidson & Marlboro Man, Orquídea Salvaje) las que hicieron tambalear su carrera. Pero luego, una especie de extraña metamorfosis fue ocurriendo en su rostro. Algunos la atribuyeron a los golpes que recibió durante su carrera de boxeador, comenzada por esos años. Otros, dicen que chocó su moto contra un camión que transportaba bótox. También, que se emborrachó en el desierto de México y se quedó dormido encima de un hormiguero toda una noche. Lo cierto es que su apariencia fue sufriendo grotescas mutaciones, hasta convertirse en este personaje indescifrable.



Muchos, incluso, han llegado a decir que el Mickey Rourke verdadero fue suplantado por un alien, a la manera de Los Usurpadores de Cuerpos. Son todas teorías que se están investigando. Lo único cierto es que hoy tenemos entre nosotros a este extravagante tipejo. ¿Qué ocurrió con el Mickey original? Tal vez nunca lo sepamos...

miércoles, 2 de enero de 2008

Un Jefe Controlado

La última votación del año, para saber cuál jefe televisivo era vuestro favorito, arrojó como ganador, justamente, al "Jefe" (su nombre real era Tadeo, aunque también respondía al alias de Harold Clark). Personalmente, mi elección era el que salió 5º, David Brent, la notable creación de Ricky Gervais para The Office (Inglaterra). Pero esto no quita que adore al ganador, como también a los otros postulados. La verdad, que era una elección jodida. Todos son personajes no sólo brillantes sino, en más de un caso, entrañables. Y que merecen cada uno un párrafo aparte.
Pero hablemos del winner. La elección de "El Jefe", querido personaje de esa inolvidable creación de Mel Brooks llamada El Súperagente 86 (Get Smart), tiene sin dudas para la mayoría de nosotros un alto valor emotivo. Todos hemos crecido mirando al inepto Maxwell Smart, a la sexy a go gó 99 y al malhumorado Jefe de Control luchar contra los malvados de KAOS. Debemos ser muchos los que nos conocemos de memoria no sólo sus capítulos, sino varios de sus diálogos. Un programa que marcó un antes y un después en el humor televisivo. Atrás de cada cagada que se mandaba Max, estaba la mirada atenta y severa del Jefe. Siempre me pregunté si Max era tan inútil, por qué no lo rajaban, pero bueno... Lo cierto es que el personaje del Jefe era genial, en gran parte gracias a la exacta interpretación del actor, que le imprimía las dosis justas de seriedad y comicidad.
¿Sabían que Edward Platt, el actor que hacía del Jefe, fue un tipo de larga trayectoria que laburó, entre otros, junto a James Dean (en Rebelde sin Causa)? Algo que me llamó la atención es que murió en 1974 a los 58 años. Teniendo en cuenta que la serie se emitió entre 1965 y 1970, sorprende pensar que era bastante menor de lo que aparentaba. Pero bueno, también, tener que aguantarlo a Smart todos los días te avejenta 10 años...
Para los que no lo saben, a mediadios de este año se estrenará una nueva versión cinematográfica del Agente 86, con Steve Carrell (el Michael Scott de The Office yanqui) como Max, Anne Hathaway como la 99 y Alan Arkin como el Jefe. Y parece que, en una pequeña aparición, Bill Murray hará del agente 13. El elenco pinta bien, vamos a ver qué sale.

sábado, 29 de diciembre de 2007

Feliz Año Nuevo

Y, si hubo un especial de Navidad, tengo que poner uno de Año Nuevo. Más que nada, quiero utilizar este medio para desearles a Ustedes un gran 2008. Ojalá que todos podamos ir cumpliendo nuestros deseos y poniendo nuestras energías en aquello que nos haga felices.
Los dejo con dos escenas memorables que tienen lugar en fiestas de año nuevo. Ambas finalizan con un beso, aunque de características bien distintas... ¡¡Felicidades!!

El Padrino II: Una de las escenas más famosas en la historia del cine. Gran fiesta de fin de año en Cuba. Michael Corleone (Al Pacino), luego de enterarse que su hermano Fredo (John Cazale) lo había traicionado, decide enfrentarlo. Y le zampa el “beso de la muerte”. “Sé que fuiste vos Freddo. Me rompiste el corazón... Me rompiste el corazón.” Inolvidable.



Cuando Harry Conoció a Sally: Después de años de amistad, Harry (Billy Crystal) se da cuenta que está enamorado de Sally (Meg Ryan). Y parte a su encuentro, corriendo desde una punta a la otra de Manhattan, hasta la fiesta en la que está ella. Una vez allí, le declara su amor, cerrando el gran monólogo con la frase: “Cuando te das cuenta que querés pasar el resto de tu vida con alguien, querés que el resto de tu vida empiece lo antes posible”. Ella, claro, no puede negarse.

viernes, 28 de diciembre de 2007

Querido Rock Despide el Año!!

Amigos míos, última oportunidad de escucharme en Querido Rock!! Así es, hoy despedimos el año y no volvemos hasta marzo, así que espero que algunos de Ustedes escuchen el programa. Hoy estaremos de 21 a 22,30 hs compartiendo nuestros artistas favoritos de los 90s hasta la actualidad: White Stripes, Pearl Jam, Blur, Tool, Devendra Banhart, Beck, System of a Down, Radiohead, Pulp, Pavement y muchos más.
Entren al site y nos escuchan on line.

¡Saludos!