miércoles, 13 de febrero de 2008

Promesas del Este

Este jueves 14 se estrena en Argentina Promesas del Este (Eastern promises), la última película de David Cronenberg protagonizada por Viggo Mortensen y Naomi Watts. Y hay que decir que el director canadiense mantiene el nivel (y también el tono) que había mostrado en su anterior film, Una historia violenta.
Primero, les cuento brevemente de qué se trata. El relato se desarrolla en Londres. Una adolescente embarazada y moribunda llega un hospital, donde logran salvar a la bebé. Anna, la partera que atendió el nacimiento, decide averiguar la procedencia de la niña. Entre las pertenencias de la difunta madre encuentra un diario íntimo escrito en ruso, además de una tarjeta de un restaurant. Anna, también de familia rusa, acude a ese lugar en búsqueda de respuestas. Así se relacionará, sin quererlo, con el submundo de la mafia soviética. Y descubrirá más de lo que esperaba.
Cronenberg es un artista cuyo talento y visión retorcida del mundo le permiten transformar las historias que cuenta en parábolas sobre algo más. Al igual que en el film anterior, la ambigüedad y la violencia vuelven a tener un lugar preponderante. Pero la violencia aparece de manera funcional al relato. Cronenberg es detallista en algunos planos sangrientos, pero no se regodea como lo haría Gaspar Noé (Irreversible), sino que muestra lo que él considera necesario para transmitir el grado de irracionalidad de dicha violencia. Busca generar una reacción en el espectador, pero demuestra una enorme coherencia e incluso buen gusto al hacerlo.
El relato avanza de manera casi perfecta, sin pausas ni innecesarios tiempos muertos. Sin rebuscados recursos estilísticos ni narrativos. Cronenberg es, sin dudas, un director no tradicional. Su trayectoria lo demuestra. Pero en sus últimos filmes, a diferencia de alguien cada vez más encriptado como David Lynch, no busca confundir o desafiar al espectador, sino que intenta generarle sentimientos ambivalentes hacia los protagonistas, sus motivaciones y sus actos. Como mencioné, un ingrediente que se reitera es la ambigüedad, en especial de los personajes. Todos ellos en algún momento parecen una cosa, y luego dan signos de que podrían ser otra distinta. O ser ambas. Diferentes aspectos de sus personalidades van aflorando a lo largo del film.

En el apartado de las actuaciones, hay bastante para destacar. En el rol de Semyon, el capo-mafia ruso, se luce Armin Mueller-Stahl, veterano actor alemán que, con su relajada presencia, logra transmitir sabiduría e incluso calidez, sin dejar de ser nunca una figura amenazante. El francés Vincent Cassel, por su lado, también destaca como Kirill, el indisciplinado e inmaduro hijo del mafioso. Es un personaje alegre por fuera pero sufrido internamente, ya que recibe constantes rechazos de su padre dado su comportamiento errático. Se podría decir que Watts, como Anna, resulta la menos favorecida del elenco. No porque su labor sea mala, sino porque jamás supera la corrección. Tal vez la causa esté en que su papel, a diferencia del resto, es bastante unidimensional. Igualmente, no deja de ser muy bella, a pesar de aparecer aquí algo desmejorada. Y, finalmente, hablemos del protagonista. Viggo sorprende como Nikolai, el chofer/amigo de Kirill en, posiblemente, la mejor actuación de su carrera (aunque hasta el momento su papel más creíble haya sido el de hincha de San Lorenzo). No sólo es loable su actuación, que navega perfectamente esa ambigüedad antes mencionada, sino también su entrega física, en especial en la escena del sauna (tendrán que verla para creerla).
No voy a decir que es un film trascendental ni que les va a cambiar la vida (como me hicieron creer que era la de los Coen), pero sí que se van a encontrar con una muy buena película, excelentemente realizada por un director en un punto alto de su carrera. O sea, se las recomiendo abiertamente.


martes, 12 de febrero de 2008

8 cosas que haría antes de morir

En respuesta a la invitación de ADN, posteo el siguiente juego. Aclaro que no invito a nadie a continuarlo, porque ya han participado todos los que elegiría.

1. Cada jugador comienza con un listado de 8 cosas que quiere hacer
antes de morir, no importa las que sean, pero 8.
2. Hay que escribir esas 8 cosas en su blog, junto con las reglas del juego.
3. Hay que seleccionar a 8 personas más, invitarlas a jugar y anotar sus nombres o
el nombre de su blog.
4. Es importante no olvidar dejar un comentario desde donde nos invitaron a jugar.8 COSAS, Q HARÍA ANTES DE MORIR


MI LISTA:

1-Jugar un partido en la primera de River.
2-Hacerme amigo de Ricardo Darín.
3-Ir a todos los casinos de Las Vegas con George Clooney.
4-Pasar una semana en Tokyo con Scarlet Johansson.
5-Aprender a tocar el piano.
6-Convencer a Matt Groening para aparecer en un capítulo de Los Simpons.
7-Escribir un best seller.
8-Apagar la luz.

lunes, 11 de febrero de 2008

Androide paranoico

Empecemos por lo académico: la paranoia es un término psiquiátrico que describe un estado de salud mental caracterizado por la presencia de delirios autorreferentes. Más específicamente, puede referirse a un tipo de sensaciones angustiantes, como la de estar siendo perseguido por fuerzas incontrolables (manía persecutoria), o ser el elegido para una alta misión, como la de salvar al mundo (delirio de grandeza o grandiosidad). La paranoia puede darse a distintos niveles y en diferentes ámbitos: la política, el amor, los negocios. Y nos puede llevar a toda clase de locuras. Inclusive al asesinato.
Ahora bien. El cine ha jugado muchas veces con la paranoia. Tanto de sus protagonistas como del público. En este último caso, lo hace cuando explota el miedo de los expectadores a la guerra o a la enfermedad, por ejemplo. Pero lo que me interesa aquí es hablar de películas en las cuales los personajes están paranoicos. O sea, sufren esa sensación de estar siendo perseguidos, criticados u observados.
Mi duda personal es: si me siento perseguido, pero de hecho me persiguen, ¿estoy siendo paranoico? Según la definición, no. Porque no es un delirio. Pero hasta que se compruebe que mi temor es real, sí estoy en estado de paranoia, ¿o no? Yo creo que sí… Uff, seguro que ahora me van a empezar a mandar mensajes corrigiéndome. Sí, deben estar todos criticándome, pensando que soy un imbécil que habla de lo que no sabe. O lo que es peor, me van a dejar mensajes de cortesía, diciendo falsamente lo copado que soy. Sí, tengo la sospecha de que todos viven mintiéndome. ¿Qué querrán de mí? ¿¿Quién me manda a tener un blog??... Bue, menos mal que ya me voy a dormir. Sólo espero que los vecinos dejen de hacer esos ruidos tan molestos. Para mí que están en algo raro…
En fin, aquí les dejo cinco ejemplos de películas cuyos protagonistas sufren de paranoia. ¿Será sólo paranoia? Habrá que verlas para comprobarlo.

La ventana indiscreta (Rear window, 1954): un clásico de Hitchcock imitado decenas de veces. James Stewart hace de un hombre confinado circunstancialmente a una silla de ruedas que no tiene mejor pasatiempo que espiar a sus vecinos binocular (y cámara de foto) en mano. En medio de esto, verá algo que le hará creer que uno de ellos asesinó a su esposa, por lo que tomará cartas en el asunto. Uno de los mejores filmes de uno de los grandes directores de todos los tiempos.

La Conversación (The conversation, 1974): esta peli de Francis Coppola es uno de los verdaderos clásicos de los ’70. Gene Hackman hace de un retraído especialista en seguridad que es contratado para espiar a una joven pareja, pero va descubriendo que puede estar ayudando a cometer un asesinato. Esto lo llevará a sentirse él mismo perseguido y observado. El clima del film (heredero de Blow up, de Antonioni) y la actuación de Hackman son excelentes.

Intriga en la calle Arlington (Arlington Road, 1999): Jeff Bridges es un profesor de historia especializado en terrorismo cuya ex esposa (agente del FBI) murió en una operación anti terrorista. Con ese background, cuando comienza a sospechar que sus nuevos vecinos (Tim Robbins y Joan Cusack) son terroristas que planean un gran atentado, pocos le creen. Una muy buena peli de suspenso, que cuenta con grandes actores y un final sorpresivo.

La invasión de los usurpadores de cuerpos (Invasion of the body snatchers, 1978): historia que ha tenido varias versiones, siendo la última Invasión, con Nicole Kidman y Daniel Craig. Pero mi preferida es ésta, dirigida por Philip Kaufman y protagonizada por Donald Sutherland. Un hombre empieza a notar extraños cambios en el comportamiento de la gente y decide investigar qué ocurre. Lentamente irá descubriendo que su paranoia tiene una alarmante razón de ser. Un film con una atmósfera muy extraña, realmente inquietante. Dato de color: también actúa LeonardSpockNimoy.

El inquilino (The tenant, 1976): una de las películas más extrañas de Roman Polanski. Él la protagoniza como el nuevo inquilino de un edificio que sospecha que sus vecinos intentan volverlo loco con la intención de llevarlo al suicidio. Vale agregar que la inquilina anterior, justamente, se había suicidado. ¿Será sólo su imaginación? Un film muy raro e interesante.