viernes, 12 de diciembre de 2008

Películas favoritas: Un Santa no tan santo

Siguiendo con el espíritu navideño que nos ha invadido, voy a hablar de la que es, seguramente, mi película favorita relacionada con esta época. A pesar de su espantoso título en castellano, Bad Santa (2003) no es otra tonta comedia yanqui, sino una película con un sentido del humor oscuro y muy guarro. No quiero decir “políticamente incorrecto” porque es un término medio bastardeado a esta altura, pero sí es un film que se caga en muchas cosas.
Billy Bob Thornton, en el mejor papel de su carrera, hace de Willy Stokes, un alcohólico que se gana la vida trabajando de Papa Noel en los shoppings. El tipo es un verdadero desastre: aparece siempre borracho, se queda dormido detrás de los decorados, se la pasa vomitando, suele putear a los pibes que les llevan sus cartitas e, inclusive, a veces se hace pis encima. De todas maneras, su trabajo de “Santa” no es más que una fachada, ya que lo que realmente le interesa es asaltar por las noches las cajas fuertes de los lugares en los que trabaja. Quien planifica todos los robos es su socio Marcus, un enano negro que se disfraza de duende y que tiene un carácter realmente irascible. Ambos se detestan, pero se necesitan, ya que Willy es un experto ladrón de cajas fuertes, y Marcus es quien consigue los trabajos.

Un día Willy conoce a un nene, uno de los tantos que lo van a ver al shopping, que le llama la atención. El chico, que comienza a seguirlo como si él fuera realmente Papa Noel, es un freak absoluto: gordito, rubio, con rulitos, mocos colgando e introvertido, es el típico a quien todos fajan en la escuela. Willy descubre luego que el Chico (simplemente así se lo menciona durante todo el film) vive solo con su senil abuela en una mansión (el padre está en prisión), por lo que decide mudarse allí, haciendo uso y abuso del jacuzzi, la pileta, la caja fuerte, el auto, el bar, etc. Pero más allá de este aprovechamiento inicial, Willy irá generando con el Chico una relación que modificará su vida de maneras inesperadas, haciéndolo replantearse varias cosas. En el medio, también conoce a Sue (Lauren Graham), una amable camarera con un fetiche por los trajes de Papá Noel.

El film es un deleite de la procacidad. No es una parodia a las películas navideñas, sino que es una versión deformada de ese subgénero. Contiene ciertos elementos inherentes a esta clase de películas, como el crecimiento interior de su protagonista y la presencia de una moraleja, aunque todo está hecho con un sentido del humor bastante salvaje. Si bien el film se enorgullece de su tono vulgar, los chistes no van por el lado de lo fácil o lo simplemente escatológico, sino que se basan en la mirada descarnada hacia el subgénero abordado y hacia la sociedad en general. El personaje central es un ser absolutamente censurable, sin sentido de la moral ni la vergüenza, que vive una existencia patética que él mismo desprecia. Nada le interesa ya de su destino. Pero la relación con este chico irá despertando en él sentimientos que desconocía, devolviéndole la humanidad perdida hacía tiempo. La película, como aclaré, tiene el buen gusto de no regodearse en el sentimentalismo que esta situación podría generar. Esto queda bien ilustrado, por ejemplo, cuando Willy le entra a golpes a un grupo de adolescentes que molestaron al chico, y luego se sorprende por lo bien que esta acción “altruista” lo hizo sentir. O sea, se muestra su evolución interna, pero a través de una acción reprochable.

Lo de Billy Bob (un actor que no está entre mis preferidos) es genial, consiguiendo despertar simpatía hacia un personaje de bajísima calaña. Y logrando que su paulatina transformación y búsqueda de redención final sean creíbles. En los roles secundarios se destacan Tony Cox como Marcus, y los desaparecidos Bernie Mac y John Ritter, el primero como un inescrupuloso jefe de seguridad del centro comercial, el otro como su pacato gerente. El director Terry Zwigoff es un realizador del cine independiente que previamente había dirigido Ghost world, otra comedia agria con Scarlett Johansson, Thora Birch y Steve Buscemi. Y los productores ejecutivos fueron ni más ni menos que los hermanos Coen, especialistas en eso de analizar al género humano ácidamente.

Una gran película que es, principalmente, muy graciosa y que tiene las bolas para burlarse de algunos tópicos “sagrados”. Los esporádicos toques sentimentales, casi imposibles de eludir en esta clase de historias, no empañan a esta verdadera joyita. Recomiendo verla tomando unos buenos tragos (no tantos como Willy, claro).

Dejo un video del film. No tiene subtítulos, pero se disfruta igual.


miércoles, 10 de diciembre de 2008

Burned


Blogger.com les informa a los lectores de este blog que su autor se encuentra momentáneamente con el cerebro quemado. Si bien se esperaba que su sistema nervioso llegara entero al 31 de diciembre, el mismo ha colapsado imprevistamente. Nuestro personal está trabajando contra reloj para reestablecer sus funciones, aunque sea de modo provisorio. Cualquier mensaje de apoyo y consejo de vuestra parte será más que bienvenido.
Sepan disculpar las moletias. Muchas gracias.