En un capítulo glorioso de esa joya de la animación llamada Ren & Stimpy, el gato inventaba un casco de la felicidad para que su compañero pierda ese constante mal humor. El tema es que el casco se lo encajaba a la fuerza y lo que en realidad hacía el aparato era generar un rictus de forzada felicidad en Ren, cuando lo cierto era que en su interior iba acumulando una ira extrema. Recuerdo otro capítulo en que el chihuahua decía que Stimpy dormía bien porque era un idiota sin preocupaciones, mientras que él, en cambio, tenía mucho en que pensar.
Yo, debo ser sincero, me identifico bastante con Ren. Muchas veces, no puedo evitar ser un malhumorado y cabrón de mierda. Dicen que los petisos somos así... Y también siento que no logro ser plenamente feliz porque me preocupo por muchas cosas. Suelo ser de esas personas que no pueden evitar colgarse todos los problemas en su mochila. La verdad, no estaría mal de vez en cuando calzarme un casco de la felicidad. Aunque sea para aparentar que todo me chupa un huevo, así les hago la estadía un poco más fácil a los que me rodean. Ojo, tampoco soy un ogro. Tengo mis momentos de encanto, y les aseguro que son deliciosos e inolvidables...
¿Y ustedes qué opinan? ¿No les vendría bien a veces un “casco de la felicidad”?
Yo, debo ser sincero, me identifico bastante con Ren. Muchas veces, no puedo evitar ser un malhumorado y cabrón de mierda. Dicen que los petisos somos así... Y también siento que no logro ser plenamente feliz porque me preocupo por muchas cosas. Suelo ser de esas personas que no pueden evitar colgarse todos los problemas en su mochila. La verdad, no estaría mal de vez en cuando calzarme un casco de la felicidad. Aunque sea para aparentar que todo me chupa un huevo, así les hago la estadía un poco más fácil a los que me rodean. Ojo, tampoco soy un ogro. Tengo mis momentos de encanto, y les aseguro que son deliciosos e inolvidables...
¿Y ustedes qué opinan? ¿No les vendría bien a veces un “casco de la felicidad”?