¿... o la televisión actual es un reverenda mierda? Ojo, hablo de la televisión abierta argentina. No hablo de las series yanquis e inglesas, que están en un gran momento; ni de los canales de documentales; o de arte; o de películas. No, hablo de los cinco malditos canales de aire (ok, Canal 7 queda un poco al margen de este panorama).
Siempre me pareció que culpar a la televisión (o a los medios en general) de los males de nuestra sociedad era una posición facilista. Los conocidos apocalípticos que veían en los medios masivos y en la globalización un aplanamiento de la cultura. Pero, lamentablemente, los últimos tiempos me han ido arrimando a estos pesimistas.
La típica de todos los seres medianamente pensantes y con cierto grado de cultura es que digamos "yo nunca vi a Tinelli". Bueno, yo no voy a decir eso. En los casi veinte años (¡Dios mío!) que lleva en el aire, lo he visto muchas veces. Principalmente años atrás, cuando era más que nada un programa cómico en el que destacaban Pablo y Pachu. Para no quedar mal, les recuerdo que me encantan Les Luthiers, Monty Python y The Office (fiu, menos mal que lo dije). Pero lo cierto es que algunas cosas del programa me causaban gracia. A la hora de elegir, eso sí, miraba CQC. Pero Videomatch me parecía, al menos, inofensivo. Pasatista, reiterativo y simplista, pero inocuo. No veía una idiotización latente allí.
Pero las cosas han ido cambiando. Se ha ido produciendo una tinellización de la tv argentina. El ahora llamado Showmatch se ha reconfigurado en una especie de kermese multicolor en la que vemos participar a un cambalache de personajes impresentables (gatos de toda clase, paracaidistas mediáticos, piojos resucitados, alcahuetes de turno, estrellas en decadencia y mediocres en decadencia). Seres que harían lo que sea por cinco minutos de fama. Y lo peor de todo es que la enorme mayoría de los programas argentinos (riales, venturas, canosas, casellas y ¡legrands!) se alimentan de lo que ocurre delante y detrás de cámaras de este show en el que lo más importante, obviamente, son los culos de las participantes (Bailando, Patinando ó Peteando por un sueño, da lo mismo) .
A no equivocarse, soy el primero en admirar y aplaudir un buen culo (como el de la foto). Pero también tengo más de dos dedos de frente y pienso que estamos llegando a un grado de pelotudez que está rondando lo nocivo. Creo que estamos quemando la cabeza de los pibes. No quiero sonar como un viejo choto, pero cuando veo que esa cosa llamada "Cumbio" es un modelo a seguir por los adolescentes, me corre un frío por la espalda.
Como conclusión, quiero aclarar que no pretendo que la gente se la pase mirando documentales y escuchando opera (yo no hago ninguna de las dos cosas). Pero me parece que estamos navegando por la nada misma. Y Tinelli no es el único ejemplo del estado actual de las cosas. Pero sí el más emblemático. Y si bien es cierto que la gente puede elegir lo que mira, no menos cierto es que muchas veces miramos lo que nos dan. Y a lo que nos acostumbran. Es como los que viven cerca del Riachuelo. Cuando te acostumbrás al olor a mierda, después ya ni lo sentís. En este caso es igual. Podés estar cenando en familia, con la tele en frente tuyo, y ni darte cuenta de la terrible baranda a mierda. Ya estás inmunizado. O tinellizado.