Francis Ford Coppola cerró la década del '70 de manera brillante con este clásico basado en la novela Heart of darkness, de Joseph Conrad. El film cuenta la misión secreta que debe realizar el capitán Benjamin Willard (Martin Sheen), en plena Guerra de Vietnam, al corazón de la selva para asesinar al coronel Walter Kurtz (Marlon Brando), un militar norteamericano que, aparentemente, se volvió loco y creó su propio ejército de guerrilla, liderándolo como una especie de semi dios.
La película retrata de manera cruda la locura de la guerra, usando personajes incoherentes y un tono que se vuelve cada vez más surrealista y onírico. Entre los personajes más emblemáticos está el teniente Bill Kilgore (Robert Duvall), un fanático del surf a quien lo único que parece interesarle es despuntar el vicio, incluso en medio de una batalla. Este personaje resume el sinsentido de cualquier conflicto bélico. En la escena, que incluye una de las frases más recordadas en la historia del cine, Kilgore acaba de ordenar que bombardeen con napalm (querosene, según la traducción) una playa para que la zona quede liberada y así poder aprovechar las olas para surfear. Una de las varias escenas memorables de este gran film.
La película retrata de manera cruda la locura de la guerra, usando personajes incoherentes y un tono que se vuelve cada vez más surrealista y onírico. Entre los personajes más emblemáticos está el teniente Bill Kilgore (Robert Duvall), un fanático del surf a quien lo único que parece interesarle es despuntar el vicio, incluso en medio de una batalla. Este personaje resume el sinsentido de cualquier conflicto bélico. En la escena, que incluye una de las frases más recordadas en la historia del cine, Kilgore acaba de ordenar que bombardeen con napalm (querosene, según la traducción) una playa para que la zona quede liberada y así poder aprovechar las olas para surfear. Una de las varias escenas memorables de este gran film.