lunes, 26 de octubre de 2009

Películas buenas/malas

¿Nunca les pasó estar viendo una película y no lograr dilucidar si es una porquería o una obra maestra? La pregunta me surgió el otro día en el curso de cine de Guillermo Hernández, donde vimos La ardilla Roja, del director español Julio Medem. El film, uno de sus primeros, está protagonizado por Emma Suárez (qué buena que estaba) y un tal Nancho Novo. Ya desde un principio me descolocó lo mal actor que me pareció él. Realmente poco expresivo, con una voz grave y monocorde. En realidad, todo el registro actoral de la película es extraño. Creo yo, deliberadamente. Pero él en especial me pareció bastante "de madera". La premisa de la historia es interesante: un hombre a punto de suicidarse ve cómo una motociclista sufre un accidente; al socorrerla, descubre que ella está amnésica, por lo que él decide ahí mismo hacerle creer que él es su novio. Lo que sigue es una rebuscada historia de engaños, sospechas y obsesiones. La peli adopta, como dije, un tono extraño, con una atmósfera por momentos onírica y varios simbolismos. Pero lo que me desconcertaba no era esto, sino sus otras "rarezas": actuaciones acartonadas y declamatorias; situaciones descolgadas; tomas de cámara subjetivas o radicales... Creo que el cineasta estaba aun buscando un estilo personal, pero por momentos el film me pareció francamente malo, aunque en otros tramos mostraba cosas realmente interesantes. En realidad, no me quedaba claro si algunas de sus partes ridículas lo eran intencionalmente. En conclusión, me resulta difícil emitir un juicio definitivo sobre esta película.
Este sentimiento ambivalente hacia un filme no es nuevo, y puede tener distintas aristas. Recuerdo que la primera vez que vi Mouline Rouge también sentí por momentos esa especie de "vergüencita ajena", ya que es una peli que en varios tramos camina sobre el peligroso límite del ridículo. Aunque es un film que me gusta mucho y del que queda claro su tono e intención. The Rocky Horror Picture Show es una película que me encanta, pero imagino que si es vista por alguien que desconoce el contexto en el que fue hecha y su intención, le parecerá espantosa. El cocinero, el ladron, su mujer y su amante es un film muy interesante, pero su exagerada pomposidad (típica de Peter Greeneway) por momentos la acercan al ridículo. Y así siguen las firmas...
¿Y ustedes, recuerdan alguna peli que los haya dejado con esta indefinición sobre su calidad? ¿Les viene a la mente alguna película "buena/mala"?

domingo, 18 de octubre de 2009

Adolescencia Divino Tesoro

Ah... la adolescencia. Una etapa difícil de la vida en la que las hormonas mandan. Son años hermosos para algunos, detestables para otros. Y que para varios (como yo, lamentablemente) han quedado muuuuy atrás. Las películas sobre adolescentes suelen centrar sus temáticas justamente en la idea fija, mostrando a sus protagonistas como seres que sólo piensan en ponerla. Pero existen filmes que retratan el mundo adolescente de forma más profunda e interesante, incluso cuando también abordan la temática sexual. Acá dejo algunas pelis más que recomendables sobre este momento tan particular de la existencia humana.


Cuenta conmigo (Stand by me, 1986): esta es sobre pre-adolescentes, en realidad. Pero es sin dudas una de las mejores películas hechas sobre la amistad en esos años de la vida. Basada en una historia de Stephen King, muestra el viaje en mochila de cuatro amigos en busca de un supuesto cadáver. River Phoenix, ya desde chico, demostraba que era un talento especial. Dirigida por Rob Reiner.

Krampack (2000): película española que gira en torno a la iniciación sexual de dos amigos adolescentes. Nico va a pasar unos días a la casa de verano de su amigo Dani. Ambos tienen una relación entrañable. Pero mientras Nico está muy interesado en avanzar con una chica que conoce allí, Dani descubre que él está mucho más interesado en avanzar con Nico. Muy bien relatada y actuada, abordando temas que podrían sonar "polémicos" de una manera muy franca, graciosa y hasta casi inocente. Dirigida por Cesc Gay.

Paranoid Park (2008): una de las pelis que Gus Van Sant dedicó últimamente a la adolescencia, en este caso para retratar el submundo de los skaters. En el centro del film está Alex, un chico de 16 años que, accidentalmente, termina con la vida de un guardia de tren. El film, lejos de ser un policial, refleja de manera sutil y poética las tribulaciones internas que atraviesa el pibe. Muy interesante, con una gran atmósfera.

La joven vida de Juno (Juno, 2007): una de las sorpresas de su año que llegó a ganar el Oscar a mejor guión. Ellen Page es Juno, una adolescente que queda embarazada de su novio (el cara de nada Michael Cera) y que decide seguir adelante con el embarazo para dar al bebé en adopción. La peli está muy bien pintando a estos chicos como lo que son: adolescentes que no quieren crecer a los golpes, ni de golpe. Dirigida por Jason Reitman.

Criaturas celestiales (Heavenly creatures, 1994): este film de Peter Jackson, si bien está muy alejado de El Señor de los Anillos, demostraba la capacidad visual del neocelandés. Basada en el caso real de dos amigas (Kate Winslet y Melanie Lynskey) que se convirtieron en amantes y terminaron asesinando a la madre de una de ellas. En la peli, las chicas crean su propio mundo de fantasía para evadirse de la realidad. Lynskey, para quienes ven Two and a half men, es la que hace de Rose, la vecina chiflada.

lunes, 5 de octubre de 2009

Películas sobre periodistas

Ahora que en Argentina está tan en boga el tema de los medios de comunicación con la nueva ley que está impulsando el gobierno, y que tanta gente opina sobre los medios "independientes" (confundiendo constantemente el verdadero significado de esta palabra, en gran parte por culpa de esos supuestos medios "independientes"), me parece interesante recordar algunas películas que retratan no sólo el mundo del periodismo, sino la importancia que tiene la prensa libre, así como también de qué forma la existencia de multimedios atenta contra la tan mentada independencia. Hay varias pelis para nombrar, así que puede ser que haya otras entregas.

El Ciudadano (Citizen Kane, 1941):
La emblemática película de Orson Welles retrataba la vida de un magnate de los medios, Charles Foster Kane, personaje que se basaba en William Randolph Hearst, un empresario periodístico real. De hecho, Hearst hizo lo posible por detener el estreno de este film, llegando al colmo de intentar introducir a una menor de edad en la habitación del hotel de Welles para acusarlo de pedofilia. Todo sea por la libertad de prensa.

Todos los hombres del presidente (All the presindent's men, 1976):
La historia de cómo los periodistas del Washington Post Carl Berstein y Bob Woodward (Dustin Hoffman y Robert Redford) destaparon el escándalo Watergate, por el cual Richard Nixon debió renunciar a la presidencia de USA (el tipo espiaba a sus rivales políticos con micrófonos). Un film testimonial ejemplar que marcó un camino a seguir dentro de su género. Dirigido por Alan Pakula.

Network (1976):
Otro película fundamental norteamericana de los 70. Luego de ser despedido a causa de su bajo rating, un presentador de un noticiero (Peter Finch), en un ataque de nervios, anuncia su inminente suicidio en cámara. A partir de allí se vuelve un fenómeno televisivo que será explotado por el medio. De Sidney Lumet.

El informante (The insider, 1999):
La que es, según esta humilde opinión, la mejor película de Michael Mann, detalla la historia detrás del informe especial que el programa 60 Minutes realizó sobre la industria tabacalera, gracias al testimonio de Jeffrey Wigand (Russell Crowe), un ex ejecutivo que contó cómo los cigarrillos poseen un componente adictivo artificial. El reportaje primero fue censurado, entre otras cosas, por los negocios que la CBS tenía con la empresa investigada. Para los que creen que ser independiente sólo significa ser opositor a un gobierno.

Buenas noches, buenas suerte (Good night, Good luck, 2005):
Excelente película dirigida por George Clooney que cuenta el duelo mediático que el periodista Edward Murroy (David Strathairn) mantuvo en la década del ´50 con el senador Joseph McCarthy, conocido por su "caza de brujas" en contra de los comunistas. El film utiliza filmaciones reales de McCarthy, quien se expresaba de manera tan exagerada, que los ejecutivos del estudio le dijeron a Clooney que el actor que hacía de McCarthy sobreactuaba mucho...

sábado, 26 de septiembre de 2009

Películas favoritas: Una acción civil

Una película de una calidad superlativa que combina el thriller tribunalicio con el film de denuncia y el drama humano, tomando los mejores elementos de cada uno de estos sub-géneros. La historia tiene similitudes con la posterior Erin Brockovich, pero mientras que aquel sobre valorado film de Steven Soderbergh no era más que una excusa para el lucimiento de su estrella (Julia Roberts), ésta es una película llena de matices cuyo objetivo primario es contar una historia trascendente sin fisuras, valiéndose de un guión brillante, una dirección segura y un elenco notable.
A civil action (1998) cuenta la historia de un exitoso y frío abogado (John Travolta) que, por esas casualidades de la vida, se topa con el caso de un pequeño pueblo que está viendo afectada la salud de sus habitantes debido a la contaminación del agua, producida por el deshecho ilegal de desperdicios químicos por parte de una empresa que manufactura cueros. Típico litigante que sólo ve sus casos como una cuestión de costo-beneficio económico, el abogado irá lentamente involucrándose a nivel personal con el caso, llegando al límite de poner en riesgo su propia estabilidad monetaria (y la de sus asociados).

La película está narrada de manera brillante por su director Steven Zaillian, un experimentado guionista que ya había probado suerte en la dirección con Searching for Bobby Fischer (1993), y que luego filmaría la denostada por la crítica All the king's men (2006), con Sean Penn. Aquí, hace todo bien, desde la presentación del conflicto y los personajes, hasta el seguimiento del caso y de los pormenores de la trama que, como es de esperar cuando hay intereses económicos de magnitud, tiene varios puntos de conflicto. Tampoco lastima que el elenco sea sólido como una roca. Travolta está perfecto en su papel, haciendo que el "viaje" emocional y ético de su personaje sea creíble y sin exageraciones. Secundándolo, como sus asociados, están los excelentes William H. Macy y Tony Shaloub, actores que siempre agregan calidad a cualquier elenco. También se lucen James Gandolfini (pre Sopranos) y Kathleen Quinlan como dos preocupados padres integrantes de esa comunidad amenazada. Y en un papel realmente muy particular brilla Robert Duvall (nominado al Oscar de reparto) como el abogado de una de las empresas enjuiciadas. Un rol que podría haber sido jugado como el típico personaje serio y amenazante, Duvall lo lleva para otro lado, dándole al personaje un aire desinteresado, desordenado y (engañosamente) disperso. Es una actuación sorprendente y sutil de parte de un actor que conoce su oficio como pocos.
Una acción civil es cine adulto del bueno. Una de esas películas sólidas a las que es defícil encontrarle algo para reprocharle. Un deleite para aquellos que aprecian esta clase de películas, o para cualquier amante del cine bien contado y actuado.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Tarde pero seguro: El Increíble Hulk 2


Título original: The Incredible Hulk (USA, 2008) / Dirección: Louis Leterrier / Elenco: Edward Norton, Tim Roth, Liv Tyler, William Hurt, Tim Blake Nelson / Duración: 112 mins.

Recientemente tuve oportunidad de ver esta secuela de la película dirigida por Ang Lee. Con otro director al mando y un elenco renovado, es evidente que el interés principal que tuvieron sus realizadores fue lograr que ésta no hiciera lo mismo que la anterior: aburrirnos. La película de Lee, más allá de algunas ideas interesantes que tenía a nivel narrativo y visual, resultaba realmente tediosa. Así es que para esta secuela se propusieron dejar de lado el estilo en favor de una historia enfocada principalmente en las escenas de acción. Y lo lograron, alcanzando un producto entretenido, aunque lejos de ser brillante.
Hulk 2, comparada con algunos comics de los últimos tiempos como Ironman y, muy especialmente, The Dark Knight, está un par de escalones abajo. Dramáticamente llano, el film es más que nada una preparación de hora y media para el enfrentamiento final con el villano de turno (el gran Tim Roth, quien brinda una actuación con pocos matices, casi en piloto automático). La historia comienza con Bruce Banner (el siempre solvente Edward Norton) viviendo escondido en los barrios bajos de Brasil, buscando una cura para su "enfermedad". Pero el General Ross (William Hurt) se la tiene jurada, así que cuando una pista indica que Banner estaría en ese país de Suramérica, manda un escuadrón en su búsqueda. Liderando dicho contingente está Emil Blonsky (Roth), una especie de sabueso implacable que no se detiene ante nada. En el centro de la historia también está Betty, la enamorada de Banner e hija de Ross, interpretada aquí por Liv Tyler (en la película anterior era Jennifer Connelly). Por esas cosas poco explicables, Blonsky se toma el asunto contra Hulk a nivel muy personal, llegando al extremo de hacerse inyectar la misma sustancia que Banner tiene en el cuerpo para enfrentarlo "mano a mano", con las esperables consecuencias.

La peli, como dije, no es gran cosa. Si bien llama la atención la solidez del elenco reunido, el guión no deja de ser una excusa para que tengan lugar un par de enfrentamientos a gran escala. Y eso es todo. Eso sí, los efectos están un poco mejor logrados que en la primera entrega, donde el monstruo parecía casi un dibujo animado... En suma, un film que sólo busca entretener (y lo logra) al que no le interesa entrar en implicancias filosóficas ni sociológicas. Desde ya, una vez visto se olvida rápidamente... Pero zafa. Como dirían los fanáticos de Beto Tony y su muñeco: "Está bien!!"


lunes, 7 de septiembre de 2009

Bastardos sin gloria


Título original: Inglorious Basterds (USA, 2009) / Dirección: Quentin Tarantino / Elenco: Brad Pitt, Christoph Waltz, Mélanie Laurent, Eli Roth, Michael Fassbender, Diane Kruger, Mike Myers / Duración: 153 mins.

Luego de la irregular Death Proof (que, como parte del proyecto Grindhouse, fue más un ejercicio fílmico que una película), Tarantino regresa al gran cine con una obra hecha a la medida no sólo de sus fanáticos, sino de los amantes del séptimo arte en general. Es un film dedicado a quienes sientan deleite ante una buena actuación, una gran escena o un diálogo brillante. Porque aquellos que crean que Inglorious Basterds se trata simplemente de una película de guerra, se equivocan fiero. Es más una película de personajes, de climas y de diálogos que una de acción y violencia física (aunque hay que aclarar que cuando la violencia aparece, lo hace con todo). Es un film tan radical en su propuesta y en su ejecución que es imposible que deje indiferente a nadie. Es Tarantino 100%, para bien y para mal. Lo “peor” que puede decirse del cine de Tarantino es que se ha ido volviendo cada vez más referencial y auto referencial. Referencial porque sus propuestas son siempre excusas para homenajear géneros, películas o personajes del pasado. Y auto referencial, porque es un autor que ha generado un universo tan personal e identificable que sus filmes, cada vez en mayor medida, remiten a sus propias obras. Esta dinámica, para algunos, puede llegar a ser vista como una especie de juego aburrido y repetitivo (es cierto que, por momentos, Tarantino parece regodearse de más con su propio ingenio). Pero el talento e imaginación del cineasta están lejos de permitir que sus obras queden en este plano meramente lúdico.

Inglorious Basterds debe ser la película "de guerra" con más parlamentos en la historia del cine. Hay aquí más líneas de diálogos que en un film de Woody Allen o Ingmar Bergman. Tarantino, como es sabido, es un excelente creador de diálogos, y eso es lo que más abunda en la película. Así, la primera escena del film está compuesta por un diálogo que dura como veinte minutos, pero que no aburre en ningún momento. Principalmente, por la excelencia de su factura. Las palabras que Tarantino pone en boca de sus personajes no son casuales, por más que por momentos pareciera que hablan banalidades. Lo que los personajes dicen, y cómo lo dicen, nos define su esencia. Y en esa notable primera escena conocemos a un personaje destinado a quedar en la historia grande del cine: el coronel Hans Landa. Un nazi dedicado específicamente (y orgullosamente) a cazar judíos, es de esos seres a los que amamos odiar. U odiamos amar. El actor austríaco Christophe Waltz (quien se consagró como mejor actor en Cannes y que seguramente logre una nominación al Oscar) ha creado un personaje multifacético, oscuro, temible y cómico a la vez, que ilumina cada escena en la que participa. Las sinuosidades de sus gestos y sus entonaciones son deliciosas. Y debe ser el primer personaje en la historia del cine en valerse del uso de distintos idiomas casi como un arma.
Por otro lado está el batallón de los “bastardos” del título, un grupo de soldados norteamericanos de origen judío que tiene como único objetivo asesinar brutalmente (arrancando el cuero cabelludo) a todo nazi que se les cruce por el camino, y así sembrar el terror entre las filas alemanas. Su líder es el teniente Aldo Raine (Brad Pitt, en un personaje caricaturesco pero bien llevado), un tipo al que sólo le importa cumplir con su tarea y que cuenta bajo su mando con una serie de personajes coloridos, tal como es de esperar en un film de Tarantino. Y por último, cerrando los personajes principales de la historia, está Shosanna, una joven judía que logra escapar de la matanza de su familia y que años después intentará vengar su muerte.

El film no posee una línea narrativa tradicional o clásica. Está estructurado de manera episódica, con cinco capítulos que están interrelacionados y en los que estos variados personajes se irán cruzando de distintas formas. Además, Tarantino parece estar más interesado en homenajear a sus criaturas que en contar específicamente una historia. De allí que el disfrute esté más en cómo se suceden los acontecimientos de cada capítulo específico, en cómo está resuelta cada situación, en cada diálogo, en cada personaje. Es un film que se configura como una sumatoria de grandes momentos. Algo que no difiere mucho, podría decirse, de lo que Tarantino hizo en Pulp Fiction.
En suma, con Inglorious Basterds Tarantino vuelve a lograr lo que ya había hecho con Kill Bill: recordarnos por qué nos gusta tanto el cine. La conjunción del conocimiento enciclopédico que Tarantino tiene de la cultura popular con el talento que posee para darle una vuelta de tuerca original a todos los elementos que recoge y reinventa para cada una de sus películas siguen haciendo de este director uno de los cineastas más importantes de nuestros tiempos. Y lo peor de todo es que el tipo sabe lo genial que es. Y no tiene ningún empacho en demostrarlo. Quien tenga dudas sobre esto, que imagine al propio Quentin diciendo la frase que cierra la película... Y sí, es un agrandado. Pero cuánta razón tiene...


sábado, 22 de agosto de 2009

El secreto de sus ojos


Título original: El secreto de sus ojos (Argentina, 2009) / Dirección: Juan José Campanella / Elenco: Ricardo Darín, Soledad Villamil, Guillermo Francella, Pablo Rago, Javier Godino, José Luis Gioia, Mario Alarcón / Duración: 127 mins.

El secreto de sus ojos es una muestra de que, mal que les pese a muchos críticos, es posible conjugar el cine de calidad con el masivo. Es un film que, sin ser perfecto, sigue demostrando que Juan José Campanella (que no es santo de mi devoción) sabe cómo filmar una película, más allá de las diferencias que uno pueda tener con sus elecciones narrativas o su ideología como autor.
Basada en la novela La pregunta de sus ojos, de Eduardo Sacheri, la película marca un cambio de rumbo para Campanella, al menos si se toman en cuenta sus tres últimos trabajos (El mismo amor la misma lluvia, El hijo de la novia y Luna de Avellaneda). Aquí deja de lado el costumbrismo romántico sentimentalista para meterse en una historia dramático-policial que tiene sí, en su centro, una historia de amor no consumada. Benjamín Espósito (Darín) es un ex empleado de un juzgado que, ya retirado, decide escribir una novela sobre un caso de violación seguido de muerte que, 30 años atrás, lo marcó a fuego. Es así que la película va y vuelve en el tiempo, desde el presente hacia esa Argentina turbulenta de mediados de los 70, durante pleno gobierno de Isabel Perón. Época en la cual la justicia no podía luchar contra el clima político imperante (pensándolo bien, ¿cuándo pudo?). Espósito, entonces, irá abriendo viejas heridas dejadas por este caso que, con la novela como excusa, intentará cerrar.

Campanella es un director al que uno puede criticarle varias cosas. En mi caso, siempre noté en sus películas cierta manipulación dramática. Una especie de intento por manejar los sentimientos de la audiencia. De decirle cuándo reír y cuándo llorar. Pero, más allá de esto, es un tipo que sabe lo qué quiere filmar, y cómo filmarlo. Además de ser un hábil narrador, Campanella es, sin dudas, un buen director de actores. Darín a esta altura es casi imposible que no labure bien. Si bien para muchos es un actor sobrevalorado, yo creo que tiene una presencia notable y que ha logrado un aplomo como intérprete que le da credibilidad a todos sus roles. Soledad Villamil, por su lado, logra un muy buen trabajo, con un personaje frío y algo distante pero que trasciende esa cáscara a medida que la historia avanza. Ella es Irene, el objeto del deseo de Espósito, una abogada de familia de dinero de la cual el protagonista vive enamorado. Además, está muy creíble su caracterización a lo largo del tiempo, tanto por maquillaje como por su trabajo gestual. Y mucho se ha dicho ya sobre la presencia de Guillermo Francella, en un papel algo alejado de sus habituales tics cómicos. Y lo cierto es que el tipo está muy bien en la piel de Sandoval, ese oscuro pero muy querible alcohólico que es una especie de asistente de Espósito en el juzgado y que tendrá en la historia una participación muy importante. Pero su labor a mí no me sorprendió, ya que siempre consideré a Francella un talentoso intérprete. Pero quien sí me sorprendió gratamente fue Pablo Rago, como el marido de la mujer asesinada. Su papel tal vez sea el más difícil de la película, pasando por distintos estados dramáticos, y Rago lo cumple con creces, aportando una actuación medida y con matices.

El film es técnicamente irreprochable (reconstrucción de época, maquillaje, efectos especiales) y contiene una gran escena de persecución en un estadio de futbol, de factura inusual para nuestro medio. Es la clase de escenas con las que los directores buscan regodearse. Y si lo hace Brian De Palma, ¿por qué no puede hacerlo Campanella? En cuanto a su narrativa, también es de destacar. Tal vez se le pueda reprochar que, sobre el final, pierda un poco el foco y se extienda más de la cuenta, queriendo dar un cierre a todos sus componentes. Pero esto es buscarle un poco el pelo a la leche.
El secreto de sus ojos es cine del bueno. Cine argentino, de género y no-independiente, por más que a muchos les pese.